La lluvia parece que volverá a postergar las ansias gatorenses de volver al pasto universitario y conocer al nuevo ídolo del balompié. ¿Lluvias focalizadas o universales? Quiénes ganan y quiénes pierden con la distribución regresiva de precipitaciones.
Siete días atrás se fantaseaba con el retorno al fútbol del Gatorei, tras la caída más dura de la temporada (1x4 contra Bambis Boys). Sumadas a las ganas de siempre de jugar, aparecía en el horizonte el dulce de ver el debut de Goyo. Pasada una semana, la posibilidad de cocear el fulbo el último día de octubre es una moneda al aire. Un metálico que desafía la estadística y grita que las probabilidades de salir a la cancha contra Y También Morcilla son menores a las de quedarse durmiendo con el repiquetear de la lluvia como banda de sonido. De ser así, se comprobará que al Fuhrer lejos están las cosas de habérseles ido de la mano, y no solo sus dirigidos sino también los hados se encolumnan tras sus designios. De vacaciones por el NOA, su ipod marca que la música más repetida de la última quincena es la bella composición de Juan Luis Guerra que reza ojalá que llueva café en el campo (de Ciudad de Universitaria).
Mientras tanto, el parate servirá para terminar de recuperar a Tanque Guassardo y Ferni Huergo, que recuperados de sendas lesiones ya serían de la partida en el compromiso de la Cancha 3, pero para quienes nada mal les viene unos días más de descanso y compostura. Y así, deberá seguir aguardándose para develar el gran misterio, la gran pregunta, la duda original, que esta vez, recayendo sobre Goyo se pronuncia, inquisidora, si su existencia es el mito descorazonador o la realidad renaciente.
viernes, 30 de octubre de 2009
viernes, 23 de octubre de 2009
Con la misión de volver a ser
Tras el duro golpe que significó la goleada contra Bambis Boys, Gatorei buscará recuperarse desde las 10:30 del sábado cuando enfrente a Fidel, uno de sus clásicos rivales. El match contará con la vuelta de Yoni, el regreso de Ferni y el debut absoluto del mito Goyo.
La abrupta caída contra el mediano Bambis Boys ya debe quedar atrás, de nada sirve recordar cómo se dilapidó un partido que estaba totalmente controlado o imaginar qué lindas le quedarían al Gato las ropas de puntero si se lograban los tres puntos. La derrota, devuelve a los de blanco a la lucha de siempre, terreno en el que han demostrado sentirse más cómodos.
Para poder concretar el giro de página, es ineludible recuperarse anímicamente del golpe y aprehender las lecciones que dejan esos partidos. Cómo se salga de ellos es lo que marcará a fin de la temporada que el 1-4 fue una simple anécdota que sirvió para vapulear el promedio de gol en contra y unir más al grupo, o que significó el comienzo del fin de una ilusión.
Una de las lecciones que deja la goleada recibida, y tal vez la única sobre la cual se pueda operar, es que a los partidos no se puede llegar contando las monedas sin ruedas de auxilio en el banco de relevos. En ese sentido, el Gato aprovechó la apertura del mercado de pases para concretar la contratación del tercer ex Fumateam que tendrá la plantilla: el prometedor Goyo del que nada se sabe, lo cual ayuda a acrecentar el mito.
Sin Folatti ni Nacho Rivero, embarcados en otros compromisos, Yoni Sanz, que siempre mantuvo su amor al Gato, si no cómo se explica su peinado a la Gaudio, volverá a calzarse la casaca gatorense para aportar su fútbol contra uno de los clásicos rivales.
Otra alta para este partido será la de Ferni Huergo, quien recuperado de su lesión está en condiciones de ser utilizado por el DT, que mientras prepara el bolso para sus vacaciones en Salta idea el once inicial que saldrá a dar batalla contra Fidel, equipo de alto vuelo. Batalla que esperemos no se concrete en su literalidad, como aquel último enfrentamiento entre ambas escuadras, allá por la temporada 2008, cuando Gatorei peleaba por el ascenso y la inconducta de uno de sus chamos contra un rastafari rival, sin un casus belli claro, significó la decisión de Quevedo de descontar tres unidades y así casi anular toda posibilidad de ascenso.
Más allá de este antecedente, o mejor dicho no sólo por él, el cotejo matinal del sábado será, sin dudas, uno de los más duros de la temporada, en el que es de esperar que el Gato vuelva a hacer gala de su temple a la hora de encarar esos juegos, siempre y cuando el extendido no juegue una mala pasada.
La abrupta caída contra el mediano Bambis Boys ya debe quedar atrás, de nada sirve recordar cómo se dilapidó un partido que estaba totalmente controlado o imaginar qué lindas le quedarían al Gato las ropas de puntero si se lograban los tres puntos. La derrota, devuelve a los de blanco a la lucha de siempre, terreno en el que han demostrado sentirse más cómodos.
Para poder concretar el giro de página, es ineludible recuperarse anímicamente del golpe y aprehender las lecciones que dejan esos partidos. Cómo se salga de ellos es lo que marcará a fin de la temporada que el 1-4 fue una simple anécdota que sirvió para vapulear el promedio de gol en contra y unir más al grupo, o que significó el comienzo del fin de una ilusión.
Una de las lecciones que deja la goleada recibida, y tal vez la única sobre la cual se pueda operar, es que a los partidos no se puede llegar contando las monedas sin ruedas de auxilio en el banco de relevos. En ese sentido, el Gato aprovechó la apertura del mercado de pases para concretar la contratación del tercer ex Fumateam que tendrá la plantilla: el prometedor Goyo del que nada se sabe, lo cual ayuda a acrecentar el mito.
Sin Folatti ni Nacho Rivero, embarcados en otros compromisos, Yoni Sanz, que siempre mantuvo su amor al Gato, si no cómo se explica su peinado a la Gaudio, volverá a calzarse la casaca gatorense para aportar su fútbol contra uno de los clásicos rivales.
Otra alta para este partido será la de Ferni Huergo, quien recuperado de su lesión está en condiciones de ser utilizado por el DT, que mientras prepara el bolso para sus vacaciones en Salta idea el once inicial que saldrá a dar batalla contra Fidel, equipo de alto vuelo. Batalla que esperemos no se concrete en su literalidad, como aquel último enfrentamiento entre ambas escuadras, allá por la temporada 2008, cuando Gatorei peleaba por el ascenso y la inconducta de uno de sus chamos contra un rastafari rival, sin un casus belli claro, significó la decisión de Quevedo de descontar tres unidades y así casi anular toda posibilidad de ascenso.
Más allá de este antecedente, o mejor dicho no sólo por él, el cotejo matinal del sábado será, sin dudas, uno de los más duros de la temporada, en el que es de esperar que el Gato vuelva a hacer gala de su temple a la hora de encarar esos juegos, siempre y cuando el extendido no juegue una mala pasada.
martes, 20 de octubre de 2009
Fecha 12: Ficha del Partido
Gatorei perdonó a los Bambis y Báez no tiene perdón
Gatorei cayó contra el siempre complicado Bambis Boys, que por segundo año consecutivo le ganó a los dirigidos por Folatti por tres goles de diferencia. Con el 1x4 final Gatorei dejó pasar la gran chance de treparse en soledad a la punta del campeonato.
Da bronca cuando lo que queda estampado en la piedra para siempre se parece tan poco a lo realmente sucedido. Quien mire el resultado del cotejo en el que Bambis Boys le ganó por cuatro goles contra uno a Gatorei sólo podrá hacerse una imagen distorsionada del verdadero discurrir de las acciones. El Loco Bielsa suele dividir a los partidos en nueve tramos distintos para analizar el funcionamiento de su equipo y el de su rival. Aquí, además de diferenciarnos del ahora héroe trasandino por no usar joggins, bastaría con dividirlo en no más de cinco.
El primer set del match es el que podría corresponder a los primeros cuarenta minutos de juego, en los que el Gato fue una verdadera tromba que salió decidido a pasar por arriba al rival. Al principio el duelo parecía estar disputándose en una cancha de metegol inclinada para el arco de Bambis. Con sólo un equipo en cancha, el Gato iba constantemente, una y otra vez, generaba situaciones de peligro que no podía concretar. Simplemente para enumerar, y sin necesidad de tomarse una píldora de Fosfovita para la memoria, puede pensarse en la que Scheinkestel no pudo definir abajo del arco y en otro tiro suyo desde dentro del área bien contenido por el portero rival; no hay que olvidar el mano a mano dilapidado por Chicho de la Serna, quien quedó sólo contra el arquero y se enredó con sus buenas intenciones; hay que sumar el disparo que Folatti colgó por arriba del travesaño tras una precisa combinación y por último considerar las varias aproximaciones que Dogo hizo prosperar hasta no más allá del área grande. Así, el Gato amontonaba situaciones de gol pero andaba rengo de la eficacia.
Tras el descanso, la tónica del match no cambió en absoluto. Los que seguían buscando eran los de blanco, ahora con un rival un poco más ordenado que no era tan fácilmente penetrable. Repentinamente el viejo adagio de que los goles que no se convierten se pagan en propia meta comenzó a hacerse realidad. Una contra de los Boys desacomodó a la defensa y con un remate certero de afuera del área se puso en ventaja. Nada que hacer para Tarando, balde de agua fría para todo el Gato, que se fue decidido a buscar igualar las acciones y terminó encontrando la situación más injusta en años de competición.
Eduardo Báez, colegiado a cargo de impartir justicia en la alfombra 5 de Ciudad debe haber pasado una noche a pura lectura de Andre Breton, viendo películas de Luis Buñuel y pensando en asistir a alguna exposición de Dalí. Imbuido de ese surrealismo, decidió que la lógica no tenía por qué gobernar sus acciones, y que el simple hecho de que un defensor de Bambis tomara con las manos (para los que no asistieron al match, no hay hipérbole aquí, sólo descripción literal) no debía justificar el cobro del penal. Con sólo diez minutos por jugar, el cansancio a cuestas y la sucesión de decepciones por no poder convertir, semejante acto de injusticia requiere de una dosis excesiva de templanza para no sucumbir emocionalmente. Con razón, el Gato, anonadado, se desmoronó, contra un rival tan flojo que hasta en su desmoronamiento pudo haberse llevado algo de esta tarde más que enseñanzas para futuro.
Ya con el partido disputándose en el terreno del absurdo, se dio una sucesión de hechos inesperada. A la vuelta del nunca cobrado penal más claro de la historia, ficha por ficha fue cayendo en la tarde donde nunca hubieran salido tres cerecitas en línea. Segunda amonestación a Bugna, que sin ver la roja se fue corriendo al lateral para permitir su ingreso al Momo Estrada; gol en contra y 0x2 de Pacce que definió en propia con una frialdad envidiable; descuento por parte de Dogo en una jugada de gran factura, al filo de los cuarenta, para emocionarse con otra remontada histórica; dos pepas recibidas de contra en sólo dos minutos, como para sepultar las ambiciones blancas en la tarde peronista.
El pitazo final encontró a un Gato enloquecido con el colegiado Báez, a un papelonero Urroz secundando al juez de bigote para informarlo ante la organización, a un Fino Scheinkestel gritándole que estaba arruinando “todo un año de trabajo” y a un simpatizante gatorense lanzando improperios y rumores sobre la presencia de otro hombre en la cama que el árbitro comparte con su esposa, entre otras cosas. Calmados los ánimos, la moraleja que deja esta segunda derrota en lo que va del campeonato es que si bien Báez tuvo incidencia directa en el devenir de las acciones, el principal responsable de la derrota es el Gato que le perdonó la vida a los Bambis en el primer tiempo, dilapidando no menos de 7 situaciones claras de gol, y que en el segundo tiempo se fue quedando sin piernas, producto del calor y del vaciamiento que las lesiones, deserciones y enfermedades produjeron en la banca de relevos. Considerando la película completa de la fecha, se ve que de los que pelean arriba junto a Gatorei ninguno ganó, así que si bien puede pensarse que se dejó pasar una chance clara para cortarse en la cima, también es de resaltar que las posibilidades de ascenso quedan intactas y siguen dependiendo del Gato mismo.
Da bronca cuando lo que queda estampado en la piedra para siempre se parece tan poco a lo realmente sucedido. Quien mire el resultado del cotejo en el que Bambis Boys le ganó por cuatro goles contra uno a Gatorei sólo podrá hacerse una imagen distorsionada del verdadero discurrir de las acciones. El Loco Bielsa suele dividir a los partidos en nueve tramos distintos para analizar el funcionamiento de su equipo y el de su rival. Aquí, además de diferenciarnos del ahora héroe trasandino por no usar joggins, bastaría con dividirlo en no más de cinco.
El primer set del match es el que podría corresponder a los primeros cuarenta minutos de juego, en los que el Gato fue una verdadera tromba que salió decidido a pasar por arriba al rival. Al principio el duelo parecía estar disputándose en una cancha de metegol inclinada para el arco de Bambis. Con sólo un equipo en cancha, el Gato iba constantemente, una y otra vez, generaba situaciones de peligro que no podía concretar. Simplemente para enumerar, y sin necesidad de tomarse una píldora de Fosfovita para la memoria, puede pensarse en la que Scheinkestel no pudo definir abajo del arco y en otro tiro suyo desde dentro del área bien contenido por el portero rival; no hay que olvidar el mano a mano dilapidado por Chicho de la Serna, quien quedó sólo contra el arquero y se enredó con sus buenas intenciones; hay que sumar el disparo que Folatti colgó por arriba del travesaño tras una precisa combinación y por último considerar las varias aproximaciones que Dogo hizo prosperar hasta no más allá del área grande. Así, el Gato amontonaba situaciones de gol pero andaba rengo de la eficacia.
Tras el descanso, la tónica del match no cambió en absoluto. Los que seguían buscando eran los de blanco, ahora con un rival un poco más ordenado que no era tan fácilmente penetrable. Repentinamente el viejo adagio de que los goles que no se convierten se pagan en propia meta comenzó a hacerse realidad. Una contra de los Boys desacomodó a la defensa y con un remate certero de afuera del área se puso en ventaja. Nada que hacer para Tarando, balde de agua fría para todo el Gato, que se fue decidido a buscar igualar las acciones y terminó encontrando la situación más injusta en años de competición.
Eduardo Báez, colegiado a cargo de impartir justicia en la alfombra 5 de Ciudad debe haber pasado una noche a pura lectura de Andre Breton, viendo películas de Luis Buñuel y pensando en asistir a alguna exposición de Dalí. Imbuido de ese surrealismo, decidió que la lógica no tenía por qué gobernar sus acciones, y que el simple hecho de que un defensor de Bambis tomara con las manos (para los que no asistieron al match, no hay hipérbole aquí, sólo descripción literal) no debía justificar el cobro del penal. Con sólo diez minutos por jugar, el cansancio a cuestas y la sucesión de decepciones por no poder convertir, semejante acto de injusticia requiere de una dosis excesiva de templanza para no sucumbir emocionalmente. Con razón, el Gato, anonadado, se desmoronó, contra un rival tan flojo que hasta en su desmoronamiento pudo haberse llevado algo de esta tarde más que enseñanzas para futuro.
Ya con el partido disputándose en el terreno del absurdo, se dio una sucesión de hechos inesperada. A la vuelta del nunca cobrado penal más claro de la historia, ficha por ficha fue cayendo en la tarde donde nunca hubieran salido tres cerecitas en línea. Segunda amonestación a Bugna, que sin ver la roja se fue corriendo al lateral para permitir su ingreso al Momo Estrada; gol en contra y 0x2 de Pacce que definió en propia con una frialdad envidiable; descuento por parte de Dogo en una jugada de gran factura, al filo de los cuarenta, para emocionarse con otra remontada histórica; dos pepas recibidas de contra en sólo dos minutos, como para sepultar las ambiciones blancas en la tarde peronista.
El pitazo final encontró a un Gato enloquecido con el colegiado Báez, a un papelonero Urroz secundando al juez de bigote para informarlo ante la organización, a un Fino Scheinkestel gritándole que estaba arruinando “todo un año de trabajo” y a un simpatizante gatorense lanzando improperios y rumores sobre la presencia de otro hombre en la cama que el árbitro comparte con su esposa, entre otras cosas. Calmados los ánimos, la moraleja que deja esta segunda derrota en lo que va del campeonato es que si bien Báez tuvo incidencia directa en el devenir de las acciones, el principal responsable de la derrota es el Gato que le perdonó la vida a los Bambis en el primer tiempo, dilapidando no menos de 7 situaciones claras de gol, y que en el segundo tiempo se fue quedando sin piernas, producto del calor y del vaciamiento que las lesiones, deserciones y enfermedades produjeron en la banca de relevos. Considerando la película completa de la fecha, se ve que de los que pelean arriba junto a Gatorei ninguno ganó, así que si bien puede pensarse que se dejó pasar una chance clara para cortarse en la cima, también es de resaltar que las posibilidades de ascenso quedan intactas y siguen dependiendo del Gato mismo.
viernes, 16 de octubre de 2009
Juntos Unidos Triunfaremos
En el día de la lealtad, el Gato busca la belleza y los tres puntos contra Bambis Boys, desde las 13:30 en la alfombra de Ciudad. Con el regreso de Chicho de la Serna y Nacho Rivero, el Gato engorda su plantilla de cara a lo que serán las próximas ocho finales que definirán si el 2010 lo encuentra finalmente en la tan anhelada B.
Después de los tres puntos conseguidos en esa épica contienda contra Kui, que catapultó a Gatorei a la tercera colocación, con un partido adeudado, los de blanco vuelven a las canchas para enfrentar a Bambis Boys, un viejo conocido de la divisional que históricamente resultó un escollo difícil de superar.
La última vez que el Gato se vio las caras con los dirigidos por un pelado-técnico bufaron fue en la gala inicial de la temporada pasada. Ese día, un equipo sin timón se comió tres pepas, obligando a Folatti a retomar la conducción gatorense. El presente muestra realidades muy diversas. El Gato llega tercero, tras vencer merecidamente a un serio candidato a ser promovido a la siguiente divisional, mientras que Bambis pulula tibiamente por la medianía (puesto trece, qué te parece) de la tabla de colocaciones, ya sin chances ciertas de ascender pero sí con la obligación de cuidarse para que los de abajo no le den el zarpazo. Más allá de cómo llegue cada uno, suele decirse que en la cancha siempre son 11 contra 11 (si nadie llega tarde y hay banco de relevos) y que todos los partidos son igual de difíciles, más por cuidarse del papelón que por ciencia cierta.
Más cercano a la verdad sería decir que el partido con Bambis no va a ser igual de difícil que el ya disputado contra alguno de los que pelean bien arriba: Santa Cruz, Agronomía o Kui. No es el leit motiv de estas palabras entender al de mañana como un duelo fácil, que desde ya no lo será, sino comprender que su dificultad podrá ser equiparable en cantidad, mas no en esencia. La primera dificultad es no caer en el relajamiento propio, y creer que tras vencer a Kui y demostrar que el Gato es cosa seria, los partidos contra los de abajo están ganados de antemano. La siguiente, antítesis de la anterior pero no por ello menos probable, es no caer en la desesperación que haría creer que a los diez del primer tiempo ya hay que estar arriba por tres goles y pensando en próximos compromisos. Otra podría ser cómo amalgamar un equipo que se va formando partido a partido con piezas distintas, intercambiables, que rotan posiciones y estados físicos, pero para eso Gatorei tiene a Folatti que nada con facilidad en esos mares turbulentos.
Como marca la historia, breve pero historia al fin, la dificultad mayor no estará de parte de lo que pretendan las once voluntades rivales, que desde ya hay que respetar, ya que cualquiera puede ganarle a cualquiera (desde acá queremos evitar un posible papelón), sino en mantener el temple ganador que el Gato viene desarrollando. La consigna es no marearse en las alturas, disfrutar del día doblemente peronista de mañana y salir a buscar contra un equipo que en los papeles es menos, los tres puntos, no suspensivos, que se ponen en juego.
Después de los tres puntos conseguidos en esa épica contienda contra Kui, que catapultó a Gatorei a la tercera colocación, con un partido adeudado, los de blanco vuelven a las canchas para enfrentar a Bambis Boys, un viejo conocido de la divisional que históricamente resultó un escollo difícil de superar.
La última vez que el Gato se vio las caras con los dirigidos por un pelado-técnico bufaron fue en la gala inicial de la temporada pasada. Ese día, un equipo sin timón se comió tres pepas, obligando a Folatti a retomar la conducción gatorense. El presente muestra realidades muy diversas. El Gato llega tercero, tras vencer merecidamente a un serio candidato a ser promovido a la siguiente divisional, mientras que Bambis pulula tibiamente por la medianía (puesto trece, qué te parece) de la tabla de colocaciones, ya sin chances ciertas de ascender pero sí con la obligación de cuidarse para que los de abajo no le den el zarpazo. Más allá de cómo llegue cada uno, suele decirse que en la cancha siempre son 11 contra 11 (si nadie llega tarde y hay banco de relevos) y que todos los partidos son igual de difíciles, más por cuidarse del papelón que por ciencia cierta.
Más cercano a la verdad sería decir que el partido con Bambis no va a ser igual de difícil que el ya disputado contra alguno de los que pelean bien arriba: Santa Cruz, Agronomía o Kui. No es el leit motiv de estas palabras entender al de mañana como un duelo fácil, que desde ya no lo será, sino comprender que su dificultad podrá ser equiparable en cantidad, mas no en esencia. La primera dificultad es no caer en el relajamiento propio, y creer que tras vencer a Kui y demostrar que el Gato es cosa seria, los partidos contra los de abajo están ganados de antemano. La siguiente, antítesis de la anterior pero no por ello menos probable, es no caer en la desesperación que haría creer que a los diez del primer tiempo ya hay que estar arriba por tres goles y pensando en próximos compromisos. Otra podría ser cómo amalgamar un equipo que se va formando partido a partido con piezas distintas, intercambiables, que rotan posiciones y estados físicos, pero para eso Gatorei tiene a Folatti que nada con facilidad en esos mares turbulentos.
Como marca la historia, breve pero historia al fin, la dificultad mayor no estará de parte de lo que pretendan las once voluntades rivales, que desde ya hay que respetar, ya que cualquiera puede ganarle a cualquiera (desde acá queremos evitar un posible papelón), sino en mantener el temple ganador que el Gato viene desarrollando. La consigna es no marearse en las alturas, disfrutar del día doblemente peronista de mañana y salir a buscar contra un equipo que en los papeles es menos, los tres puntos, no suspensivos, que se ponen en juego.
martes, 13 de octubre de 2009
Gatorei avanza con viento a favor y se le viene la hora de reagrupar
Con efectividad, temple, garra y Tato, Gatorei despachó a Deportivo Kui por 2 a 1 y vuelve a colocarse en zona de ascenso.
Gatorei enhebró otra victoria laboriosa, la primera conseguida contra un rival directo, al superar 2-1 a Deportivo Kui y sobre todo, tras dejar atrás nuevas murallas erigidas por su propio plantel. Para el lector que sigue la realidad gatorense por este medio, el viernes al mediodía se llevaba un panorama aciago: las ausencias de varios de sus Fundamentals dejaba a Folatti en la complicada situación de disponer en cancha de un once inicial que pudiera hacerle fuerza a uno de los equipos más encumbrados de la divisional.
Sólo diez horas después, lo aciago del panorama trocaba por desesperante. Las ausencias se renovaban con una tríada inesperada, más dignas de ser comentadas en un gabinete psicológico que en una crónica deportiva, que dejaban a los de blanco con sólo diez jugadores para el compromiso sabatino.Tras cinco horas ininterrumpidas de conversaciones telefónicas que tornaron bermellón las orejas del DT gatorense, logró asegurarse la presencia del jugador número once para no dar ventaja contra Kui: Toni Serna, liberado de la plantilla a comienzos de la temporada, volvía para jugar su partido homenaje.
Así llegaba Gatorei a jugar un partido que sabía, con anticipación, clave para las ilusiones ascensoristas. Por primera vez con menos cotejos disputados que la mayoría de sus rivales en la competición, ubicado en la sexta colocación, una derrota hubiera esmerilado anímicamente a los chamos de Folatti, mientras que una victoria los encumbraba en franca zona de ascenso.
No es lo mejor afrontar una final bajo estas condiciones y con un equipo que termina conociéndose en la cancha. Pero evidentemente esta campaña gatorense está decidida a dar de baja todos los supuestos previos. Alineado con Tati Tarando en la valla; JP Fernández, Tato Huergo, Agus Bugna y Mati Pacce en la zaga; Aníbal FF, Agus Bourre, Gusi Gerdel y el homenajeado en la mediacancha; Erni Scheinkestel y Dogo Urroz en la zona delantera, los de blanco salieron a jugar tal vez con la soltura que les daba todo el culebrón previo. El Gato arrancó con un gol que, más que desde el vestuario, parece haber sido convertido desde una unidad de la línea 42. Cuando todavía los equipos se estaban acomodando en el terreno arenoso, Dogo Urroz le robó la pelota a un fullback celeste en ¾ de cancha y dejó en ridículo al cancerbero rival y su salida fallida, regalo de cumpleaños adelantado, con un “qué digo gol, recontra golazo” de emboquillada.
El tanto tempranero insufló mayor confianza a los chamos dirigidos por Folatti, pero esa tónica de soltura y tranquilidad, se iría desgajando con el correr de los minutos. Los de celeste se adueñaron del balón, que manejaban muy bien en la zona media, pero les costaba lastimar, en parte por impericias propias y en mayor medida por las murallas que su rival le erigía. Los de Folatti se agrupaban bien defensivamente, formaban un sólido pack de ocho jugadores y obligaban a los de celeste a diluirse en toques laterales entre sus mediocampistas. Cuando estos lograban traspasar esa primera muralla constituida por Toni, Bourre, Gusi y Folatti, se encontraban con otra igualmente sólida muralla. Así, al 1-0 que se sostendría hasta el final, Kui sólo ofrecía, para contrarrestarlo, centros al área (generalmente bien descolgados por Tarando) o tiros desde afuera (que generalmente sólo servían para liberar más polen tras ser detenidos por los árboles ubicados detrás de la cancha).
La segunda etapa traería un desarrollo espejado al de la primera. Con el Gato siendo un equipo corto batallando en propio campo, en una contra comenzado por Toni por izquierda, este llegó hasta el área rival y no se sabe si tiró centro o probó al arco, pero lo cierto es que su zurdazo se coló por detrás de la humanidad del arquero celeste que, evidentemente anda con problemas en la pelota aérea, para estampar el 2 a 0. Una vez más los de Folatti le enrostraban a Kui su picante efectividad: dos tantos en casi igual número de avances. A diferencia del primer tiempo, los celestes ya no se contentaban con el prolijo manejo del esférico, sino que le imprimían mayor verticalidad a sus avances. El 9 (de entradas prominentes, público cautivo para Schwanek) se tiraba atrás para arrancar, junto con sus medios, desde el ecuador del terreno. Lo que en los primeros cuarenta era una batalla claramente ganada por los medios gatorenses, en el complemento más bien se repartían las acciones. Kui se venía con todo lo que tenía, decidido a buscar el descuento, pero cuando llegaba al área rival, le tocaba encontrarse con la solidez defensiva de Tato, que se ocupaba personalmente de despejar todo peligro. De contra, Folatti pudo definir las acciones, pero en una corrida memorable de todos los tiempos, el genio de la vida mundial, tras dejar en el piso al golero definió desviado. En la otra área, timing, anticipaciones por doquier, ubicuidad y rechazos aleccionadores eran los ingredientes del plato frío que el Huergo mayor le preparaba a sus rivales para agotarlos mentalmente. Recién sobre el final el celeste pudo quebrar la resistencia gatorense, que mantenía cerrada su valla gracias a otra providencial salvada de su gran cancerbero Tarando, que supo desviar al córner un certero remate desde afuera del área (la única forma que le quedaba a Kui, ya que penetrar por donde se encontrara Tato era una misión imposible).
Llegó el descuento pero ya sin tiempo para soñar con hacer realidad que el 2-0 es el peor resultado del fútbol. El Gato logró sacarse de encima a un rival directo y volver a la victoria, con una demostración de garra y concentración difícil de superar para cualquier rival, para meterse, luego de varias fechas, una vez más en posición de ascenso.
Gatorei enhebró otra victoria laboriosa, la primera conseguida contra un rival directo, al superar 2-1 a Deportivo Kui y sobre todo, tras dejar atrás nuevas murallas erigidas por su propio plantel. Para el lector que sigue la realidad gatorense por este medio, el viernes al mediodía se llevaba un panorama aciago: las ausencias de varios de sus Fundamentals dejaba a Folatti en la complicada situación de disponer en cancha de un once inicial que pudiera hacerle fuerza a uno de los equipos más encumbrados de la divisional.
Sólo diez horas después, lo aciago del panorama trocaba por desesperante. Las ausencias se renovaban con una tríada inesperada, más dignas de ser comentadas en un gabinete psicológico que en una crónica deportiva, que dejaban a los de blanco con sólo diez jugadores para el compromiso sabatino.Tras cinco horas ininterrumpidas de conversaciones telefónicas que tornaron bermellón las orejas del DT gatorense, logró asegurarse la presencia del jugador número once para no dar ventaja contra Kui: Toni Serna, liberado de la plantilla a comienzos de la temporada, volvía para jugar su partido homenaje.
Así llegaba Gatorei a jugar un partido que sabía, con anticipación, clave para las ilusiones ascensoristas. Por primera vez con menos cotejos disputados que la mayoría de sus rivales en la competición, ubicado en la sexta colocación, una derrota hubiera esmerilado anímicamente a los chamos de Folatti, mientras que una victoria los encumbraba en franca zona de ascenso.
No es lo mejor afrontar una final bajo estas condiciones y con un equipo que termina conociéndose en la cancha. Pero evidentemente esta campaña gatorense está decidida a dar de baja todos los supuestos previos. Alineado con Tati Tarando en la valla; JP Fernández, Tato Huergo, Agus Bugna y Mati Pacce en la zaga; Aníbal FF, Agus Bourre, Gusi Gerdel y el homenajeado en la mediacancha; Erni Scheinkestel y Dogo Urroz en la zona delantera, los de blanco salieron a jugar tal vez con la soltura que les daba todo el culebrón previo. El Gato arrancó con un gol que, más que desde el vestuario, parece haber sido convertido desde una unidad de la línea 42. Cuando todavía los equipos se estaban acomodando en el terreno arenoso, Dogo Urroz le robó la pelota a un fullback celeste en ¾ de cancha y dejó en ridículo al cancerbero rival y su salida fallida, regalo de cumpleaños adelantado, con un “qué digo gol, recontra golazo” de emboquillada.
El tanto tempranero insufló mayor confianza a los chamos dirigidos por Folatti, pero esa tónica de soltura y tranquilidad, se iría desgajando con el correr de los minutos. Los de celeste se adueñaron del balón, que manejaban muy bien en la zona media, pero les costaba lastimar, en parte por impericias propias y en mayor medida por las murallas que su rival le erigía. Los de Folatti se agrupaban bien defensivamente, formaban un sólido pack de ocho jugadores y obligaban a los de celeste a diluirse en toques laterales entre sus mediocampistas. Cuando estos lograban traspasar esa primera muralla constituida por Toni, Bourre, Gusi y Folatti, se encontraban con otra igualmente sólida muralla. Así, al 1-0 que se sostendría hasta el final, Kui sólo ofrecía, para contrarrestarlo, centros al área (generalmente bien descolgados por Tarando) o tiros desde afuera (que generalmente sólo servían para liberar más polen tras ser detenidos por los árboles ubicados detrás de la cancha).
La segunda etapa traería un desarrollo espejado al de la primera. Con el Gato siendo un equipo corto batallando en propio campo, en una contra comenzado por Toni por izquierda, este llegó hasta el área rival y no se sabe si tiró centro o probó al arco, pero lo cierto es que su zurdazo se coló por detrás de la humanidad del arquero celeste que, evidentemente anda con problemas en la pelota aérea, para estampar el 2 a 0. Una vez más los de Folatti le enrostraban a Kui su picante efectividad: dos tantos en casi igual número de avances. A diferencia del primer tiempo, los celestes ya no se contentaban con el prolijo manejo del esférico, sino que le imprimían mayor verticalidad a sus avances. El 9 (de entradas prominentes, público cautivo para Schwanek) se tiraba atrás para arrancar, junto con sus medios, desde el ecuador del terreno. Lo que en los primeros cuarenta era una batalla claramente ganada por los medios gatorenses, en el complemento más bien se repartían las acciones. Kui se venía con todo lo que tenía, decidido a buscar el descuento, pero cuando llegaba al área rival, le tocaba encontrarse con la solidez defensiva de Tato, que se ocupaba personalmente de despejar todo peligro. De contra, Folatti pudo definir las acciones, pero en una corrida memorable de todos los tiempos, el genio de la vida mundial, tras dejar en el piso al golero definió desviado. En la otra área, timing, anticipaciones por doquier, ubicuidad y rechazos aleccionadores eran los ingredientes del plato frío que el Huergo mayor le preparaba a sus rivales para agotarlos mentalmente. Recién sobre el final el celeste pudo quebrar la resistencia gatorense, que mantenía cerrada su valla gracias a otra providencial salvada de su gran cancerbero Tarando, que supo desviar al córner un certero remate desde afuera del área (la única forma que le quedaba a Kui, ya que penetrar por donde se encontrara Tato era una misión imposible).
Llegó el descuento pero ya sin tiempo para soñar con hacer realidad que el 2-0 es el peor resultado del fútbol. El Gato logró sacarse de encima a un rival directo y volver a la victoria, con una demostración de garra y concentración difícil de superar para cualquier rival, para meterse, luego de varias fechas, una vez más en posición de ascenso.
viernes, 9 de octubre de 2009
Temporada de Caza: el Gato sale a comerse a Kui
Contra Kui, el mediodía del sábado en la cancha 4, en un partido definido por el COPROSEDE como de “alto riesgo” por la presencia en el rival de un colorado, y en el Gatorei de un simpatizante intolerante a la “gente de color”, los de Folatti buscarán alzarse con los tres puntos para seguir en la pelea grande. El colegiado ya saltó en defensa del escarlata y advirtió: al primer grito discriminatorio de parte de Pertierra, suspendo el partido por cántico xenófobo hacia la comunidad polaca.
Después de la fecha libre del fin de semana próximo pasado, que dejara al Gatorei relegado a la sexta colocación, con un partido pendiente, claro está, los de pantaloncito blanco volverán a presentarse en el torneo universitario para despuntar sus ansias de fútbol y sueños de ascenso.
En el marco del torneo más parejo que se recuerde (bueh, la noche del jueves fue dura como para andar haciendo un research fidedigno, nos basamos en representaciones mentales) Gatorei (21 puntos sobre 10 partidos) enfrentará a Deportivo Kui que suma 22 (los patitos, en la Nacional vespertina) puntos en once cotejos disputados. Los de celeste cuentan en su dorsal haber sido campeones de la divisional D, y en sus ánimos las ganas de repetir su senda ascensorista.
Para evitarlo, y porque en el marco de semejante paridad en la competencia un partido mano a mano entre dos que pelean arriba se convierte en un juego de suma cero, Gatorei saltará a la gramilla del rectángulo 4, en las adyacencias a la pileta, decidido a llevarse los tres puntos.
Si se revisa cómo llegan los de blanco, podrá verse a ciencia cierta que esa empresa no será fácil. El mar de ausencia va tornándose una oscura costumbre que obliga a Folatti a mover las piezas para evitar que esas deserciones trasmuten en flagelo. Para el compromiso contra Kui, el maestrando petrolífero viene contando las monedas desde el comienzo misma de la semana cuando se enteró de las ausencias por lesión de cuatro fundamentals: Tanque Guassardo (fuera de las canchas por todo octubre), Nacho Rivero (con escoliosis cervical provocada por el peso de sus posaderas), Ferni Huergo (sobre el que, en un riguroso off the record que no será develado por respeto a su padre, cayeron versiones de que el carrete le anda pasando factura) y el lindo Chicho de la Serna, el tractorcito de la media cancha.
Así, el Gato a esta altura se parece a un boliche a las cinco de la mañana, donde ya no se divisan a las más lindas. Por suerte, siempre alguna rezagada queda, alguna llega sobre el cierre de la noche decidida a quedarse al posbo (se habla de una nueva posible convocatoria de urgencia a Gusi, figura indiscutida del partido pasado), y, sobre todo, los que todavía no se volvieron a sus casas, conservan una adrenalina suficiente como para poder, si se coaligan con táctica, pericia e inteligencia, arrollar a quien se le presente por delante, sea una obesa mallorquina o un rejunte de once voluntades con casaca celeste y nombre de roedor.
Después de la fecha libre del fin de semana próximo pasado, que dejara al Gatorei relegado a la sexta colocación, con un partido pendiente, claro está, los de pantaloncito blanco volverán a presentarse en el torneo universitario para despuntar sus ansias de fútbol y sueños de ascenso.
En el marco del torneo más parejo que se recuerde (bueh, la noche del jueves fue dura como para andar haciendo un research fidedigno, nos basamos en representaciones mentales) Gatorei (21 puntos sobre 10 partidos) enfrentará a Deportivo Kui que suma 22 (los patitos, en la Nacional vespertina) puntos en once cotejos disputados. Los de celeste cuentan en su dorsal haber sido campeones de la divisional D, y en sus ánimos las ganas de repetir su senda ascensorista.
Para evitarlo, y porque en el marco de semejante paridad en la competencia un partido mano a mano entre dos que pelean arriba se convierte en un juego de suma cero, Gatorei saltará a la gramilla del rectángulo 4, en las adyacencias a la pileta, decidido a llevarse los tres puntos.
Si se revisa cómo llegan los de blanco, podrá verse a ciencia cierta que esa empresa no será fácil. El mar de ausencia va tornándose una oscura costumbre que obliga a Folatti a mover las piezas para evitar que esas deserciones trasmuten en flagelo. Para el compromiso contra Kui, el maestrando petrolífero viene contando las monedas desde el comienzo misma de la semana cuando se enteró de las ausencias por lesión de cuatro fundamentals: Tanque Guassardo (fuera de las canchas por todo octubre), Nacho Rivero (con escoliosis cervical provocada por el peso de sus posaderas), Ferni Huergo (sobre el que, en un riguroso off the record que no será develado por respeto a su padre, cayeron versiones de que el carrete le anda pasando factura) y el lindo Chicho de la Serna, el tractorcito de la media cancha.
Así, el Gato a esta altura se parece a un boliche a las cinco de la mañana, donde ya no se divisan a las más lindas. Por suerte, siempre alguna rezagada queda, alguna llega sobre el cierre de la noche decidida a quedarse al posbo (se habla de una nueva posible convocatoria de urgencia a Gusi, figura indiscutida del partido pasado), y, sobre todo, los que todavía no se volvieron a sus casas, conservan una adrenalina suficiente como para poder, si se coaligan con táctica, pericia e inteligencia, arrollar a quien se le presente por delante, sea una obesa mallorquina o un rejunte de once voluntades con casaca celeste y nombre de roedor.
lunes, 5 de octubre de 2009
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