Gatorei desembarca en Ciudad Universitaria en busca de su día B. En el mediodía del sábado está obligado a ganar para consumar el objetivo planteado hace nueve meses.
A cada santo le llega su San Martín y al Gato le llega el día que puede ser el de su consagración. Para ello está obligado a ganarle a Palanca al Piso, equipo ya promovido a la siguiente categoría que todavía abriga una flaca posibilidad de consagrarse campeón.
El partido que en horas definirá la suerte de la temporada gatorense es una especie de tamiz según el cual si se gana se obtiene el objetivo planteado a principios de año y si no se suma de a tres se queda, en cambio, a la puerta del sueño, pero sin poder pasar. Tan parejo campeonato no podía tener una definición menos apasionante, con 4 equipos separados por sólo 2 puntos y todos peleando por la única plaza que queda para jugar en 2010 en la B. Por suerte Gatorei lidera ese final four y sólo depende de su suerte para ver en qué categoría se anota el año próximo.
Analizar todo un año futbolístico por sólo ochenta minutos sería una injusticia, pero negar la centralidad del duelo que en sólo horas concitará la atención de todos, una inocencia imperdonable.
Gatorei hizo una campaña brillante en 2009, con un rush inicial envidiable y racha de victorias al hilo ignotas en su historia, un valle de medianía arrancando el último tercio de la competición, pero despertando justo a tiempo para mantenerse con vida y posibilidades. Mediaron resultados ajenos, inesperados, y de golpe se presenta el partido que condensa en sí toda una temporada.
Por fortuna, el Gato depende sólo del Gato para lograr su comedido, y para ello Folatti contará con casi toda su plantilla (sin considerar a Rivero, que quedara fuera de competición hace varias semanas). Entre las dudas previas, se destaca la recuperación de Chicho de la Serna, uno de los irremplazables en la estructura de Folatti. El púgil podrá estar desde el inicio, asegurándole al Gato un aire con el que Sandro podría vivir cuatro vidas más.
Es una incógnita cómo afrontará el partido Palanca. Si con el (¿lo digo o no lo digo? Mejor sí, total no hablamos del Gato) ascenso en el bolsillo sobrarán el partido, aprovecharán para hacer jugar de ariete central al arquero, si priorizarán quedarse en sus aposentos viendo Barça – Estudiantes o si amanecerán soñando con ser los aguafiestas de la tropa de Folatti.
El ampliado pronostica buen tiempo y con eso se asegurará el Gato una gran concurrencia del otro lado de la línea de cal, que sumada a la que seguramente presente el rival para festejar su logro, haga del partido del sábado una especie de final entre Fort y Escudero en Showmatch, pero sin acusaciones de chocoloca de por medio. Es una promesa que si pasa lo que todos queremos que pase, este blog continuará…
viernes, 18 de diciembre de 2009
domingo, 13 de diciembre de 2009
jueves, 10 de diciembre de 2009
La vida para el Gato es un Golazo
Tras una trabajosa victoria conseguida sobre el final el Gato llega a la definición de la divisional con la posibilidad de coronar el año con un ascenso si le gana a Palanca. Con goles de Tato y Dogo y mucho sufrimiento y una ayuda ajena los de Folatti están a la puerta de la B.
Y continuó nomás. El sábado había que ganar, por el honor, para seguir sumando, y porque quién te decía que quizás alguno de arriba se caía. Venía complicada la mano. Palanca jugaba contra Y también morcilla que ya no peleaba por nada, mientras que Kui jugaba con Perdón Fútbol, match que puesto en perspectiva con el anterior jugado contra Defensores de Agronomía se presentaba casi como un trámite. Pero quién te decía… A veces alguno se confía, y va a hacer un trámite y sale sin documento, o quien tenía que hacerle la dispensa no se encuentra presente o dobla fuerte en la ruta 31 y de golpe la historia se le complica.
Kui se desayunó con una derrota inesperada que lo deja atrás del Gato. El 1 a 0 de Perdón Fútbol no estaba incluido ni en la carta a Papá Noel de los más esperanzados gatorenses, pero llegó y hay que aprovecharlo.
Claro que para que todo esto tenga algún sentido (vale recordar que la caída de Kui no se conocía antes de jugar), el Gato debía ganar su partido contra Chacabuco. En la previa al partido se insistía que el enfrentamiento más difícil que quedaba por delante era precisamente contra Chacabuco, equipo que llegaba a la anteúltima fecha con posibilidades de descenso. Ese presagio no era falsa humildad sino convencimiento en que a Gatorei los partidos fáciles en los papeles son los que más le cuestan. Y qué decir en la charla técnica, cuando se veía que el rival sólo paraba diez jugadores. Los fantasmas del empate en cero contra Colgados, que también había presentado una formación dismunida (esa vez de nueve players), sobrevolaban toda la Ciudad Universitaria.
En esa charla, Folatti pedía suma concentración y alzarse como fuera con los tres puntos, en medio de un clima de relajo presuponiendo que el Gato ya no competía por más que el objetivo de sumar puntos y las posibilidades de ascenso eran exiguas. Mientras en las canchas contiguas otros equipos festejaban su promoción de categoría en medio de un festival del chasqui boom que emulaba a la mejor escena de Boogie Nights en la que un chinito se la pasa tirando petardos por doquier, el Gato volvía a parar a Tarando en la valla; JP Fernández, Tanque Guassardo, Tato Huergo, Mati Pacce en la zaga; Anibal FF, Goyo, Bourre y Toni Sanz en la mediacancha y Dogo Urroz y Ferni Huergo en la zona de avanzada.
Aquella orden de Aníbal de cargarse los tres puntos en el bolso comenzaban a hacerse realidad desde el primer minuto del partido. Al ser tumbado Ferni Huergo en el área, el colegiado pitó la pena máxima y su hermano (el de Ferni, no el del colegiado) transformó por gol. Pero prontamente el Gato se desinfló, en un mix de desgano por sentir que no se competía ya por mucho y por la ansiedad en la que caí por saberse con dos jugadores de más en terreno. De todas maneras, los errores rivales dejaron varias veces a los delanteros blancos con posibilidades de ampliar la diferencia.
La mañana del sábado pedía fosfovita para contrarrestar el desgano, rivotril para superar la ansiedad y un poco de puntería para aprovechar los regalos ajenos. Así, Ferni desperdició un mano a mano tras un pase exquisito de Dogo, el cancerbero le ahogó el grito de gol a Folatti tras un mano a mano, el mismo Dogo le dejó un chichón al palo izquierdo tras definir con pie ídem y encima cuando la pelota se dignaba a besar las redes (Dogo tras asistencia de testa del movedizo Ferni) el árbitro, encantado en hacer sonar su silbato, anulaba las acciones.
Por su parte, al Gato tampoco le faltaban los desacoples defensivos, que tornaban muy inestable el marcador. En el primer tiempo un obeso ariete tuvo la chance del empate (negada por el vertical derecho), y en el inicio del complemento los de azul consiguieron poner tablas al score, luego de que un pelotazo largo sobrara a toda la defensa y dejara en ridículo la salida de Tarando.
Si había ansiedad con el 1x0, imaginen ustedes lo que fue el Gato con la igualación del partido. Lanzado decididamente al ataque, con Tanque haciendo las veces de 9, eran tantas las posibilidades que se creaban y se desperdiciaban que las que se le daban al rival, producto de los huecos que se dejaban atrás.
El Fino Scheinkestel, reemplazante de Ferni Huergo, tuvo dos claras impedidas por el arquero rival. Una tras amortiguación de Bourre (ya corrido al carril derecho para buscar más verticalidad) y otra tras una serie de rebotes en el área, sendas definiciones bien desviadas al corner por el buen portero chacabuco.
El paso de los minutos y la invariabilidad del tanteador llenaban de fastidio a toda la plantilla gatorense, que veía cómo nuevamente se escapaban puntos insólitos ante rivales disminuidos (a esa altura ya contaba con nueve jugadores, producto de la lesión de uno).
Y de repente, no llegó Tito, sino Dogo, que está decididamente de vuelta. A sólo cinco del final, capturó la número cinco en la medialuna del área y de media vuelta la puso pegada al caño izquierdo del arquero, que se estiró pero no pudo llegar.
Con la ventaja llegó el final, sólo mediado por otro gol anulado por el colegiado (a Tato, tras falta de Agus Bugna en el área), y llegó la locura cuando en la oficina de deportes se actualizaban los resultados y se comunicaba la derrota de Kui, que Gatorei está tercero (sí, tercero) con sólo un partido contra jugar (el ya ascendido Palanca al piso) y que depende sólo del Gato. Así que más que nunca, quién te dice.
Continuará…
Y continuó nomás. El sábado había que ganar, por el honor, para seguir sumando, y porque quién te decía que quizás alguno de arriba se caía. Venía complicada la mano. Palanca jugaba contra Y también morcilla que ya no peleaba por nada, mientras que Kui jugaba con Perdón Fútbol, match que puesto en perspectiva con el anterior jugado contra Defensores de Agronomía se presentaba casi como un trámite. Pero quién te decía… A veces alguno se confía, y va a hacer un trámite y sale sin documento, o quien tenía que hacerle la dispensa no se encuentra presente o dobla fuerte en la ruta 31 y de golpe la historia se le complica.
Kui se desayunó con una derrota inesperada que lo deja atrás del Gato. El 1 a 0 de Perdón Fútbol no estaba incluido ni en la carta a Papá Noel de los más esperanzados gatorenses, pero llegó y hay que aprovecharlo.
Claro que para que todo esto tenga algún sentido (vale recordar que la caída de Kui no se conocía antes de jugar), el Gato debía ganar su partido contra Chacabuco. En la previa al partido se insistía que el enfrentamiento más difícil que quedaba por delante era precisamente contra Chacabuco, equipo que llegaba a la anteúltima fecha con posibilidades de descenso. Ese presagio no era falsa humildad sino convencimiento en que a Gatorei los partidos fáciles en los papeles son los que más le cuestan. Y qué decir en la charla técnica, cuando se veía que el rival sólo paraba diez jugadores. Los fantasmas del empate en cero contra Colgados, que también había presentado una formación dismunida (esa vez de nueve players), sobrevolaban toda la Ciudad Universitaria.
En esa charla, Folatti pedía suma concentración y alzarse como fuera con los tres puntos, en medio de un clima de relajo presuponiendo que el Gato ya no competía por más que el objetivo de sumar puntos y las posibilidades de ascenso eran exiguas. Mientras en las canchas contiguas otros equipos festejaban su promoción de categoría en medio de un festival del chasqui boom que emulaba a la mejor escena de Boogie Nights en la que un chinito se la pasa tirando petardos por doquier, el Gato volvía a parar a Tarando en la valla; JP Fernández, Tanque Guassardo, Tato Huergo, Mati Pacce en la zaga; Anibal FF, Goyo, Bourre y Toni Sanz en la mediacancha y Dogo Urroz y Ferni Huergo en la zona de avanzada.
Aquella orden de Aníbal de cargarse los tres puntos en el bolso comenzaban a hacerse realidad desde el primer minuto del partido. Al ser tumbado Ferni Huergo en el área, el colegiado pitó la pena máxima y su hermano (el de Ferni, no el del colegiado) transformó por gol. Pero prontamente el Gato se desinfló, en un mix de desgano por sentir que no se competía ya por mucho y por la ansiedad en la que caí por saberse con dos jugadores de más en terreno. De todas maneras, los errores rivales dejaron varias veces a los delanteros blancos con posibilidades de ampliar la diferencia.
La mañana del sábado pedía fosfovita para contrarrestar el desgano, rivotril para superar la ansiedad y un poco de puntería para aprovechar los regalos ajenos. Así, Ferni desperdició un mano a mano tras un pase exquisito de Dogo, el cancerbero le ahogó el grito de gol a Folatti tras un mano a mano, el mismo Dogo le dejó un chichón al palo izquierdo tras definir con pie ídem y encima cuando la pelota se dignaba a besar las redes (Dogo tras asistencia de testa del movedizo Ferni) el árbitro, encantado en hacer sonar su silbato, anulaba las acciones.
Por su parte, al Gato tampoco le faltaban los desacoples defensivos, que tornaban muy inestable el marcador. En el primer tiempo un obeso ariete tuvo la chance del empate (negada por el vertical derecho), y en el inicio del complemento los de azul consiguieron poner tablas al score, luego de que un pelotazo largo sobrara a toda la defensa y dejara en ridículo la salida de Tarando.
Si había ansiedad con el 1x0, imaginen ustedes lo que fue el Gato con la igualación del partido. Lanzado decididamente al ataque, con Tanque haciendo las veces de 9, eran tantas las posibilidades que se creaban y se desperdiciaban que las que se le daban al rival, producto de los huecos que se dejaban atrás.
El Fino Scheinkestel, reemplazante de Ferni Huergo, tuvo dos claras impedidas por el arquero rival. Una tras amortiguación de Bourre (ya corrido al carril derecho para buscar más verticalidad) y otra tras una serie de rebotes en el área, sendas definiciones bien desviadas al corner por el buen portero chacabuco.
El paso de los minutos y la invariabilidad del tanteador llenaban de fastidio a toda la plantilla gatorense, que veía cómo nuevamente se escapaban puntos insólitos ante rivales disminuidos (a esa altura ya contaba con nueve jugadores, producto de la lesión de uno).
Y de repente, no llegó Tito, sino Dogo, que está decididamente de vuelta. A sólo cinco del final, capturó la número cinco en la medialuna del área y de media vuelta la puso pegada al caño izquierdo del arquero, que se estiró pero no pudo llegar.
Con la ventaja llegó el final, sólo mediado por otro gol anulado por el colegiado (a Tato, tras falta de Agus Bugna en el área), y llegó la locura cuando en la oficina de deportes se actualizaban los resultados y se comunicaba la derrota de Kui, que Gatorei está tercero (sí, tercero) con sólo un partido contra jugar (el ya ascendido Palanca al piso) y que depende sólo del Gato. Así que más que nunca, quién te dice.
Continuará…
miércoles, 9 de diciembre de 2009
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