viernes, 18 de diciembre de 2009
¿To B or not to B?
A cada santo le llega su San Martín y al Gato le llega el día que puede ser el de su consagración. Para ello está obligado a ganarle a Palanca al Piso, equipo ya promovido a la siguiente categoría que todavía abriga una flaca posibilidad de consagrarse campeón.
El partido que en horas definirá la suerte de la temporada gatorense es una especie de tamiz según el cual si se gana se obtiene el objetivo planteado a principios de año y si no se suma de a tres se queda, en cambio, a la puerta del sueño, pero sin poder pasar. Tan parejo campeonato no podía tener una definición menos apasionante, con 4 equipos separados por sólo 2 puntos y todos peleando por la única plaza que queda para jugar en 2010 en la B. Por suerte Gatorei lidera ese final four y sólo depende de su suerte para ver en qué categoría se anota el año próximo.
Analizar todo un año futbolístico por sólo ochenta minutos sería una injusticia, pero negar la centralidad del duelo que en sólo horas concitará la atención de todos, una inocencia imperdonable.
Gatorei hizo una campaña brillante en 2009, con un rush inicial envidiable y racha de victorias al hilo ignotas en su historia, un valle de medianía arrancando el último tercio de la competición, pero despertando justo a tiempo para mantenerse con vida y posibilidades. Mediaron resultados ajenos, inesperados, y de golpe se presenta el partido que condensa en sí toda una temporada.
Por fortuna, el Gato depende sólo del Gato para lograr su comedido, y para ello Folatti contará con casi toda su plantilla (sin considerar a Rivero, que quedara fuera de competición hace varias semanas). Entre las dudas previas, se destaca la recuperación de Chicho de la Serna, uno de los irremplazables en la estructura de Folatti. El púgil podrá estar desde el inicio, asegurándole al Gato un aire con el que Sandro podría vivir cuatro vidas más.
Es una incógnita cómo afrontará el partido Palanca. Si con el (¿lo digo o no lo digo? Mejor sí, total no hablamos del Gato) ascenso en el bolsillo sobrarán el partido, aprovecharán para hacer jugar de ariete central al arquero, si priorizarán quedarse en sus aposentos viendo Barça – Estudiantes o si amanecerán soñando con ser los aguafiestas de la tropa de Folatti.
El ampliado pronostica buen tiempo y con eso se asegurará el Gato una gran concurrencia del otro lado de la línea de cal, que sumada a la que seguramente presente el rival para festejar su logro, haga del partido del sábado una especie de final entre Fort y Escudero en Showmatch, pero sin acusaciones de chocoloca de por medio. Es una promesa que si pasa lo que todos queremos que pase, este blog continuará…
domingo, 13 de diciembre de 2009
jueves, 10 de diciembre de 2009
La vida para el Gato es un Golazo
Y continuó nomás. El sábado había que ganar, por el honor, para seguir sumando, y porque quién te decía que quizás alguno de arriba se caía. Venía complicada la mano. Palanca jugaba contra Y también morcilla que ya no peleaba por nada, mientras que Kui jugaba con Perdón Fútbol, match que puesto en perspectiva con el anterior jugado contra Defensores de Agronomía se presentaba casi como un trámite. Pero quién te decía… A veces alguno se confía, y va a hacer un trámite y sale sin documento, o quien tenía que hacerle la dispensa no se encuentra presente o dobla fuerte en la ruta 31 y de golpe la historia se le complica.
Kui se desayunó con una derrota inesperada que lo deja atrás del Gato. El 1 a 0 de Perdón Fútbol no estaba incluido ni en la carta a Papá Noel de los más esperanzados gatorenses, pero llegó y hay que aprovecharlo.
Claro que para que todo esto tenga algún sentido (vale recordar que la caída de Kui no se conocía antes de jugar), el Gato debía ganar su partido contra Chacabuco. En la previa al partido se insistía que el enfrentamiento más difícil que quedaba por delante era precisamente contra Chacabuco, equipo que llegaba a la anteúltima fecha con posibilidades de descenso. Ese presagio no era falsa humildad sino convencimiento en que a Gatorei los partidos fáciles en los papeles son los que más le cuestan. Y qué decir en la charla técnica, cuando se veía que el rival sólo paraba diez jugadores. Los fantasmas del empate en cero contra Colgados, que también había presentado una formación dismunida (esa vez de nueve players), sobrevolaban toda la Ciudad Universitaria.
En esa charla, Folatti pedía suma concentración y alzarse como fuera con los tres puntos, en medio de un clima de relajo presuponiendo que el Gato ya no competía por más que el objetivo de sumar puntos y las posibilidades de ascenso eran exiguas. Mientras en las canchas contiguas otros equipos festejaban su promoción de categoría en medio de un festival del chasqui boom que emulaba a la mejor escena de Boogie Nights en la que un chinito se la pasa tirando petardos por doquier, el Gato volvía a parar a Tarando en la valla; JP Fernández, Tanque Guassardo, Tato Huergo, Mati Pacce en la zaga; Anibal FF, Goyo, Bourre y Toni Sanz en la mediacancha y Dogo Urroz y Ferni Huergo en la zona de avanzada.
Aquella orden de Aníbal de cargarse los tres puntos en el bolso comenzaban a hacerse realidad desde el primer minuto del partido. Al ser tumbado Ferni Huergo en el área, el colegiado pitó la pena máxima y su hermano (el de Ferni, no el del colegiado) transformó por gol. Pero prontamente el Gato se desinfló, en un mix de desgano por sentir que no se competía ya por mucho y por la ansiedad en la que caí por saberse con dos jugadores de más en terreno. De todas maneras, los errores rivales dejaron varias veces a los delanteros blancos con posibilidades de ampliar la diferencia.
La mañana del sábado pedía fosfovita para contrarrestar el desgano, rivotril para superar la ansiedad y un poco de puntería para aprovechar los regalos ajenos. Así, Ferni desperdició un mano a mano tras un pase exquisito de Dogo, el cancerbero le ahogó el grito de gol a Folatti tras un mano a mano, el mismo Dogo le dejó un chichón al palo izquierdo tras definir con pie ídem y encima cuando la pelota se dignaba a besar las redes (Dogo tras asistencia de testa del movedizo Ferni) el árbitro, encantado en hacer sonar su silbato, anulaba las acciones.
Por su parte, al Gato tampoco le faltaban los desacoples defensivos, que tornaban muy inestable el marcador. En el primer tiempo un obeso ariete tuvo la chance del empate (negada por el vertical derecho), y en el inicio del complemento los de azul consiguieron poner tablas al score, luego de que un pelotazo largo sobrara a toda la defensa y dejara en ridículo la salida de Tarando.
Si había ansiedad con el 1x0, imaginen ustedes lo que fue el Gato con la igualación del partido. Lanzado decididamente al ataque, con Tanque haciendo las veces de 9, eran tantas las posibilidades que se creaban y se desperdiciaban que las que se le daban al rival, producto de los huecos que se dejaban atrás.
El Fino Scheinkestel, reemplazante de Ferni Huergo, tuvo dos claras impedidas por el arquero rival. Una tras amortiguación de Bourre (ya corrido al carril derecho para buscar más verticalidad) y otra tras una serie de rebotes en el área, sendas definiciones bien desviadas al corner por el buen portero chacabuco.
El paso de los minutos y la invariabilidad del tanteador llenaban de fastidio a toda la plantilla gatorense, que veía cómo nuevamente se escapaban puntos insólitos ante rivales disminuidos (a esa altura ya contaba con nueve jugadores, producto de la lesión de uno).
Y de repente, no llegó Tito, sino Dogo, que está decididamente de vuelta. A sólo cinco del final, capturó la número cinco en la medialuna del área y de media vuelta la puso pegada al caño izquierdo del arquero, que se estiró pero no pudo llegar.
Con la ventaja llegó el final, sólo mediado por otro gol anulado por el colegiado (a Tato, tras falta de Agus Bugna en el área), y llegó la locura cuando en la oficina de deportes se actualizaban los resultados y se comunicaba la derrota de Kui, que Gatorei está tercero (sí, tercero) con sólo un partido contra jugar (el ya ascendido Palanca al piso) y que depende sólo del Gato. Así que más que nunca, quién te dice.
Continuará…
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Cueste lo que cueste (con la Celeste) - 1° edición
Había que creer, se creyó y los hados retribuyeron esa creencia. Con sólo nueve puntos por jugar y tras una inesperada derrota entre semana del verdiblanco Cual Eus, la geopolítica de la divisional marcaba que el Gato peleaba el ascenso contra su propia pericia y la necesidad de resultados ajenos. Cinco días atrás dependía de que o Palanca al Piso o Deportivo Kui perdieran puntos. Dos o tres, respectivamente, confiando en ganar todo y no ser superado ni igualado en puntos, ya que la exigua diferencia de gol gatorense obligaba a los chamos de Folatti no sólo a alcanzar sino a pasar a los caballos de adelante. Así, la máxima de Palermo Rosa que dice que caballo que alcanza quiere pasar, no se cumplía en este caso. Acá se trataba de pasar directamente a los rivales próximos.
Debajo, otros conjuntos pisaban los talones gatorenses, pero como dijo un preclaro, si se pensaba en los de abajo no se podía ser tan desvergonzado de pretender ascender. No se pensó, entonces, más que en los de arriba y en el Gato, y la jugada dejó un saldo positivo.
La fecha del sábado 5 de diciembre se vislumbraba como la más favorable a los efectos de la pérdida de puntos ajenos, con Palanca enfrentando al siempre complicado Bambis Boys y el Deportivo Kui chocando contra los defensores de la patria sojera agrónoma. Pero para que encontrar la paja en el ojo ajeno fuera redituable, había una necesidad imperiosa de ganar el compromiso contra Confite.
Como contra Y también morcilla, el partido se jugó bajo un telón de lluvia pertinaz que si bien aportaba a lo que podría llegar a ser el decorado épico de una escalada histórica, ponía palos a la rueda del progreso futbolístico del Gato. La ausencia inesperada de Tarando en la mañana del sábado obligó a Folatti a alistar a Ferni Huergo en la valla; JP Fernández, Tanque Guassardo, Tato Huergo y Matías Pacce; Chicho de la Serna, Agus Bourre, Goyo, Toni; Anibal FF y Dogo Urroz. Por la sintonía en el diseño de la indumentaria de Gatorei con su rival, obligó a los primeros a usar un juego de casacas suplementarias, de color celeste, y a cada cual a portar dorsales distintos a los acostumbrados, lo que provocaba desconcierto en algunos players al oir al colegiado gritar “habilita el 8” o “esta es para usted, 13” (en alusión a una cartulina amarilla que al principio parecía un homenaje al cuarteto obrero de Yayo).
Desde el inicio el Gato se paró en terreno rival, decidido a llevarse los tres puntos que alargaran su vida en el torneo. Con Goyo-Bourre como el eje central desde donde se desplegaba el fútbol y con la verticalidad de los volantes laterales, los de celeste buscaban el arco rival. Así lo hizo Chicho, quien tras picar a fondo entrando por la destra del área rival definió apenas por arriba del travesaño. En esa jugada volvió a sentir un pinchazo en el isquiotibial, como un piedrazo, y como no había ni palestinos ni hinchas de Platense cerca, se concluyó que se había resentido de una lesión y su lugar fue ocupado por Santi Rozas.
Antes de que el Gato pudiera comenzar a desesperarse por el marcador (hacemos referencia al score del match, no a la caja de 18 Faber Castell) llegó la apertura, gracias a la zurda loca de Bourre. Un cruzamento lanzado desde la derecha cayó justo en el punto penal, capturado por el blondo mediocampista, que definió con precisión antes de la reacción del golero.
El Gato era claramente más. Confite intentaba llevar peligro a la valla defendida por Ferni, pero o no sabía bien cómo hacerlo o sus intentos eran detonados por el tándem central Huergo-Guassardo.
En el complemento, la tesitura del match se tornando cada vez más mezquina. Mientras el terreno no permitía desplegar el mejor juego gatorense, psicológicamente se pensaba más en defender la exigua ventaja que intentar aumentarla. Los nervios y la ansiedad no se hacían presentes, y así el Gato, salvo cuando el esférico pasaba por los pies de Goyo y Bourre, en lugar de defenderse con la pelota se retrasaba en el terreno. El fantasma de Indio Bob, por fortuna, no volvió a apersonarse, y Gatorei pudo mantener la diferencia a favor, luego de sufrir con varios remates de afuera de su rival, uno de los cuales se estrelló en el horizontal de Ferni.
El 1x0 a favor quedaba ahora opacado por los triunfos de Palanca y Deportivo Kui. Las chances de ascenso se angostaban. Pero había que creer.
Continuará…
viernes, 4 de diciembre de 2009
Sin margen de error
El torneo y el año calendario van llegando a su final y todavía no hay una definición. La paridad característica de la edición 2009 marca que siete equipos se disputan las tres plazas que catapultan a la categoría B. Entre ellos, Gatorei se encuentra circunstancialmente en cuarta posición, es decir, ni yanqui, ni marxista ni peronista.
Luego del empate agónico que Indio Bob le asestara el pasado sábado, el Gato se halla sin posibilidad de perder más puntos, prácticamente obligado a ganar los nueve puntos que quedan en juego.
El Gato se encuentra agazapado a la espera de que alguno de los de más arriba pierda algún punto en lo que resta del año para cristalizar el sueño de ascenso. Mientras sus players practican la danza del F5 para observar actualizaciones de resultados ajenos, no deben olvidar que lo que cuenta en esta parte no es observar la paja en el ojo ajeno sino sumar lo que queda y ver cómo se van posicionando. Que los competidores no pierdan puntos en lo que resta es un portento, por eso la consigna es concentrarse en el juego gatorense, tomar el toro por las astas y poner todo para sumar 9 de 9.
Los primero tres se ponen en disputa en la cancha ídem, este sábado a las 10:30 y contra Confite FC, un duro equipo de tradición en la categoría, que arrancó el año para comerse a los chicos crudos y parece terminarlo con una inapetencia dolosa. A fines de septiembre estaba en la cima de la tabla y en sólo seis semanas ha pasado a ocupar el primer subsuelo.
Ganar el sábado es fundamental de cara a lo que se viene, ¿y qué se viene? A no apurarse, lo que se venga sólo importará en función de lo que se haga este sábado, cuando Folatti termine de despejar las dudas que todo entrenador quiere tener y pare el once inicial y piense los recambios que salgan a buscar la primera parte de la gloria.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
A seguir remándola
¿Puede cambiar tanto la suerte en sólo cuatro días? Lo que el martes contra Fidel había sido pura fortuna, con la moneda cayendo a favor del Gato significando una victoria en el tiempo recuperado, el sábado trocó en que fortuna no girase a favor y el tiro del final beneficie a su rival.Para colmo de males, esa mala fortuna vino de la mano de un fallo arbitral fallado de origen, ya que el penal señalado en el segundo minuto adicionado del complemento sólo existió en el deseo de los jugadores de Indio Bob y lamentablemente sobre todo en la imaginación del colegiado.
El sabor que deja el partido del sábado jugado en la cancha 1 universitaria varía a cada minuto desde el momento en que aquel llegó al final. El 2-2 estampado en el score fue leído en lo que va de la semana en un continuo que va desde la señal de que el Gato está intacto para pugnar por el ascenso hasta la sensación de que las tablas contra los de rojo marcan el fin de la ilusión.
Esa varianza en el diagnóstico surge de la combinación de distintos factores, como ser cómo llegaban los dirigidos por Folatti, del propio desarrollo del partido y de los demás resultados.
Luego de haber sudado la gota fría contra Fidel, la recuperación gatorense era un hecho, tanto en lo anímico como en lo futbolístico. Con ese match en la mente, Folatti mantuvo en la formación inicial para el compromiso del sábado a quien fuera la clave del partido entre semana, así, Chicho de la Serna volvía a sorprender desde el inicio como volante por izquierda, con Ferni por la otra banda y Dogo Urroz y el mismo DT como arietes. Tarando volvía a la valla gatorense, custodiado por una línea defensiva formada por JP Fernández, Tato Huergo, Agus Bugna y Matías Pacce; mientras que Yoni Sanz y Agus Bourre cumplían en repartirse la mediacancha.
Desde el inicio Indio Bob impuso su ritmo al partido, y con mucho despliegue y buen juego buscaba constantemente el triunfo en un terreno de juego en el que costaba hacer pie. Más despierto que su rival, los de rojo comenzaron a recolectar situaciones de gol, no muy claras por cierto. El Gato, por su parte, recogía el guante y respondía con una linda combinación entre sus clavijas ofensivas que terminó con un casi gol de Folatti.
Después de una serie de llegadas, Indio Bob abrió el marcador, tras aprovechar sucesivamente un desajuste defensivo y un rebote certero. El 0-1 volvía a poner a los de blanco en la obligación de arrancar desde atrás para alzarse con putos. Ante el golpe recibido, salió decidido a igualar las acciones, e inclinó la cancha, con juego y voluntad.
Para colmo de males, a la brevedad Chicho sintió un pinchazo en el isquiotibial izquierdo (o derecho, lo mismo da), y como no estaba en un laboratorio de diagnóstico haciéndose una extracción sino en una cancha de fútbol, la seña fue entendida como posible desgarro, debiendo abandonar el terreno de juego. Ani pasaba a ocupar su posición, y el Fino Scheinkestel a pararse al lado del goleador del Gato.
Los de blanco iban con entusiasmo a tratar de emparejar el juego y, sin poder concretarlo en claras oportunidades de gol, el empate terminó llegando del pie derecho de Bourre, quien conectó un centro lanzado desde media cancha.
Ya en el complemento, Gatorei comenzó a quedarse sin piernas (tal vez sintiendo los dos partidos en 96 horas), en una cancha extremadamente pesada para el juego, donde contaba con más gente preparada para salir, por su condición física que relevos disponibles. La forma de solventar esto venía de la mano de Bourre y Sanz, que se redoblaban en la mediacancha para tapar agujeros y ofensivamente para llevar peligro al arco de enfrente. A los quince, y tras recibir de Ferni pisando el flanco derecho del área, Dogo dejó en el camino al último defensa con una finta y definió de zurda para el 2 a 1.
Arriba en el marcador, todo el peso del partido recayó en Indio Bob, que con el correr de los minutos fue a buscar la igualdad cada vez con más enjundia. Pero en cada avance se encontraba con el cerrojo defensivo (que a veces encontraba a alguno de la dupla delantera cooperando en la destrucción del avance rival) y terminaban obligados a rematar desde afuera, siempre bombas teledirigidas que pasaban rozando los verticales.
Sólo cuando alguien preguntó cuánto faltaba y el colegiado respondió “diez minutos”, el Gato logró entender que la mejor forma de defenderse era romper el monopolio rival, pero en vez de enviar una ley de medios al Congreso, lo hizo con la posesión del balón. Cinco minutos duró ese intento, en el que la pelota permanecía, segura, en pies gatorenses, paseándose de destra a sinistra.
Claro que el rival también jugaba y obligado a sumar puntos para no quedar fuera de la competición se lanzaba al ataque a matar o morir, y sumaba claras chances de gol (rebote en el caño derecho tras tiro libre cruzado, un mano a mano delantero rival-red que no pudo conectar solo con el arco desguarecido, sucesivas tapadas de Tarando, la figura de la mañana junto a Bourre).
Cuando la escena se iba completando en felicidad total, y Ferni Huergo y Chicho cantaban desde el otro lado de la raya de cal, llegó la daga al corazón en forma de pitido del árbitro y señal al punto penal, con el desarrollo consabido.
En términos generales, el 2-2 resulta beneficioso para el Gatorei si se analiza que en 80 minutos sólo hilvanó tres situaciones de gol mientras que su rival monopolizó la posesión del balón, erigió al cancerbero Tarando en figura matinal y a los postes en sus mejores aliados. Pero qué sentido tiene bañarse en ese exceso de racionalidad cuando se empató un partido que ya estaba ganado y se perdieron dos puntos en el tiro del final por un craso error arbitral.
Tal vez deba tratarse de conseguir la tranquilidad, y entender que quedan 3 partidos por jugar y si bien algunos rivales directos se despegaron un poco tras la jornada del sábado, las posibilidades matemáticas siguen intactas, en un torneo que se caracterizó fundamentalmente por lo parejo, en el que cualquiera puede perder puntos con cualquiera, y quién te dice…
viernes, 27 de noviembre de 2009
El Gato busca cerrar con pleno éxito una semana fundacional
A menos de cuatro días de volver a colgarse del sueño del ascenso, Gatorei jugará contra un rival directo en sus aspiraciones. En la primera cancha universitaria y desde las 10.30 del sábado, el plan es superar a Indio Bob para pensar en un diciembre ascendente.
Sin tiempo de disfrutar en demasía la victoria agónica conseguida contra Fidel, pero a la par sin tiempo por demás de ansiedad a la espera del próximo partido, Gatorei vuelve a rodar el fútbol este sábado desde las 10:30, para desahogarse de impaciencia.
Atrás tienen que quedar los abrazos cerrados que produjo esa recuperación épica tras ir cayendo 0-2 y estar quedando sin chances de ascenso a sólo diez minutos de concluido el último partido.
En el Juego de la Silla de las ausencias, Folatti ya sabe que no podrá contar con dos de sus chamos (Huevo Pertierre y Goyo Goyo) y espera hasta último momento por la acostumbrada confirmación de Tanque Guassardo, más la vuelta del Fino Scheinkestel. Así, ya es tiempo de ponerse a pensar en lo que se viene, que es ni más ni menos la posibilidad de seguir pisando fuerte en la divisional, con el sabor adicional de enfrentar a quien en 2008 le propinara tremendo papelón a los dirigidos por Folatti, que tras ir arriba en el marcador por 3 a 0 cayeron 4-3 tras una estancia por el hidromasaje relajante del entretiempo. De la misma forma que hace una semana todo Gatorei recordaba en Fidel a los protagonistas de una gresca infundada, hoy por hoy la plantilla de Indio Bob estará remembrando que un año atrás, esos que vestían playeras blancas y tenían todo controlado no estuvieron a la altura de las circunstancias y se dejaron ganar.
Por suerte la actualidad del Gato es bien distinta a la de 2008, y a sólo cuatro fechas del ocaso del campeonato, las posibilidades de abandonar la categoría para jugar en una liga superior son bien concretas.
Después del compromiso contra Kui (con victoria 2x1) pasaron cuatro partidos para volver a jugar contra un conjunto con posibilidades de campeonar que seguro intentará plantear el partido en campo contrario. Como contra Santa Cruz, Cual Eus y Kui, la clave primordial estará en cerrar el arco propio, a partir de un andamiaje que estructure un equipo bien corto y que cuando tenga la pelota en sus pies no se engolosine en la lateralidad, sino que haga del toque rápido y preciso del balón la fuente de la cual abrevar para llegar a la zona caliente rival. Será tarea nada fácil de Folatti elegir las piezas que puedan darle forma a este plan que, de salir, depositaría a su mejor creación a las puertas del asc…
jueves, 26 de noviembre de 2009
Justicia histórica. De la mano de De la Serna el Gato se impone a Fidel
Every Dog has its day, como cada equipo campeón tiene su partido épico, su reseña cinematográfica. Gatorei ya había enhebrado una, allá por septiembre cuando sobre el final pudo poner justicia al marcador en una batalla futbolística contra el encumbrado Cual Eus. El envión anímico de esa gesta parecía haberse difuminado en los últimos partidos. El Gato llegaba después de ser derrotado por Bambis Boys por goleada y habiendo empatado sendos compromisos contra Y También Morcilla y el disminuido Colgados.
Contra Fidel arrancaba la serie de cinco compromisos finales, todavía con posibilidades matemáticas. De noche y sobre la alfombra universitaria las luces recaían sobre toda la plantilla. Como en esas escenas de interrogatorios, donde el haz de luz se dirige recto hacia los ojos del interrogado, el Gato se sentaba al banquillo de los acusados a defender su honradez y demostrar (y demostrarse) que el bajón de los últimos cuarenta días podría verse como la calma que antecede al estallido de la tormenta. Estaba obligado a decir mucho para revertir esa imagen, y vaya si lo hizo.
A la composición épica ayuda sobremanera haberse presentado a jugar sin Tarando, su arquero titular, ni Tanque, su líder defensivo, ni Bourre, un motor en la mediacancha. Alistar sin esos tres Fundamentals, que es como ir a la batalla calzando havaianas, obligaba a Folatti a replantear las piezas y proponer un diseño alternativo, de nombres y posiciones. Para colmo, por los antecedentes, el partido venía catalogado como de alto riesgo por el COPROSEDE y como si fuera poco, a la presencia arbitral se le sumaban dos portadores de banderines a la vera de cada línea de costado.
Ferni, el Huergo menor, era el encargado de calzarse los guantes desvencijados del futuro ingeniero; la línea defensiva salía de memoria, pero con el hermano del devenido cancerbero ocupando la cueva en lugar de Guassardo. En el medio, el debutante Matías se ocupaba del carril derecho, mientras Chicho lo hacía con el zurdo, y el medio se lo repartían los bajitos Goyos y Toni Sanz. Arriba, Dogo y Folatti completaban la formación.
Con esta puesta en escena, los de blanco tenían que acomodarse en el terreno a la nueva formación al tiempo que ir a buscar los tres puntos que los mantuvieran en posiciones expectantes de ascenso y campeonato. Desde el inicio, el juego se monopolizó por izquierda, desde donde Chicho terminaría, a la postre, ofreciendo el mejor rendimiento individual de los que se recuerden en esta temporada. El púgil, que andaba en una velocidad superior al resto de los 22 jugadores, captaba el balón y verticalizaba con una violencia inusitada. Intentaba unirse con Dogo y Yoni, pero todavía no estaban bien aceitados los circuitos, y los avances terminaban diluidos en la zaga rival. La propuesta de Fidel, con varios players cuya edad ya debe figurar en la tercera docena de la ruleta, era la opuesta: buen trato de balón, con mucho toque rápido en la zona media, para que corra el esférico y no los bípedos. Los aurirojos, o como se le llame a los que portan remeras amarillas y rojas a bastones verticales, golpearon primero, más fuerte, y por doble ocasión. Primero un pelotazo largo a espalda de la zaga central dejó sorprendentemente solo a un ariete rival, que definió fuerte y cruzado, haciendo estéril cual testículo de Jorge Rial la oposición propuesta por Ferni. Inmediatamente después, otro pelotazo encontró en soledad dentro del área al otro delantero, quien se perfiló y definió de emboquillada, sobre la humanidad de Fernando Huergo (Jr), ayudado por el viento para concretar una parábola (Y=2x).
El 0-2 en sólo veinte minutos de juego era un cachetazo al Gatorei, que si bien estaba bien parado en la cancha, hilvanando buenas jugadas y creando situaciones de gol, se veía en la obligación de marcar de a tres para seguir con aire en el torneo.
Para conseguirlo, siguió yendo con todas las armas a disposición, y consiguió el descuento antes del final de la primera parte, a la salida de un córner y luego de varios rebotes en el área. Fue Tato quien con vehemencia mandó la bola dentro de la red y, sobre todo, mandó un claro mensaje a Fidel y a los mismos gatorenses: todavía había chances y tiempo. Para el complemento quedaría lo mejor y lo más emotivo. Los de blanco seguían yendo a buscar el resultado, capitalizando el excelente momento de Chicho, que por la izquierda arrollaba a quien se le opusiera. Pero con el paso de los minutos y las posibilidades desperdiciadas, los once en cancha como los que seguían el match, expectantes, desde la línea de cal, los ánimos fueron decayendo, y los tres puntos en el bolso se mostraban como una utopía.
Pero cuando el Gato comenzaba a fastidiarse ante la imposibilidad de alcanzar por lo menos el empate se despertó a tiempo, evitando caer en ese estado de somnolencia del que había sido preso los últimos juegos. Vital fue, para esa empresa, el papel desempeñado por Yoni, gritando en la mediacancha, y sobretodo del Tetón Huergo, que mostraba el camino robando desde el fondo y yendo para adelante para despejar la modorra.
Recién a los 31 pudo llegar la primera descarga de bronca contenida, y fue en forma de empate. Tras un centro cruzado, la cabeza de Matías le cambió la dirección al balón que antes de ser capturado por el arquero rival (malaleche) fue peinada por Dogo a la red, emulando al pájaro Caniggia del 90 contra Italia. Insaciable, Gatorei fue en busca de más, siempre de la mano de Chicho, por izquierda o por derecha, enloqueciendo a la marca rival. Pisando el descuento, el mejor del partido entró al área por derecha, llegó hasta el fondo y enganchó para dejar pasar como colectivo lleno a un zaguero rival y lanzó el centro rasante que derivaría en el 3 a 2 final, producto de la impericia de un Fidelista que empujó en propia valla lo que era el segundo de Dogo en el partido. Derechos de autor al margen, el desenlace final de la jugada provocó el estallido gatorense, la corrida de Fino Scheinkestel, con ojos vidriosos y barba realineada para casamiento de sábado por la noche, para abrazarse con Dogo y todos los que iban llegando. Como en el 86 Maradona dijo “cuando me vino a abrazar el Checho Batista pensé que era Dios”, el nuevamente goleador del torneo, el que volvió después de varias fechas, declaró, emotivo, “cuando Erni me vino a abrazar para festejar el gol estaba tan emocionado que pensé que era Joaquín de Los Pimpinela”.
La victoria agónica deja al Gato a sólo un punto de la cima, con sólo cuatro partidos por jugar. El devenir no es fácil, si se tiene en cuenta lo parejo del torneo, con cinco equipos separados por una unidad. Lo más sustancial es que el Gato revivió y llega en plenitud anímica para afrontar los últimos compromisos. Llegó al partido contra Fidel como Sandro a Mendoza, pero capitalizó el ser ubicado primero en la lista del INCUCAI para transplante de actitud. Sólo resta definir si el buen ánimo fue sólo un post operatorio circunstancial o se convierte en una realidad a largo plazo.
viernes, 20 de noviembre de 2009
96 horas que definen el futuro del Gatorei
La primera parada será este sábado, cuando desde las 10.30 le toque enfrentar en el clásico más antiguo de la divisional al archiconocido Confite FC, equipo que siguiera un derrotero similar al gatorense en el presente campeonato: mantuvo la pole position luego de la curva en la chicana, y hasta mitad de carrera logró sostener su puesto de vanguardia, pero ya durante el último mes y medio viene pisando el pasto sin disimulo. Es una incógnita descifrar si este camino del futuro rival se debe a alguna pérdida de un jugador clarividente que fuera punta y lanza de la escuadra o se trata de un rejunte con falta de fibra. Sea el escenario que fuera o fuese, Confite llega obligado a ganar para no perder el tren del campeonato, lo que tal vez beneficie a los dirigidos por Folatti, que se sienten más cómodos cuando son atacados que a la hora de salir a buscar un partido.
De todos modos, se vuelve más necesario que nunca el leit motiv que implora que lo importante es cómo juega el Gato. Es de esperar que lo haga quemando como combustible la vergüenza con la que terminó el calvario pasado contra Colgados del Travesaño.
A nivel plantilla, el fin de semana pasado dejó afuera de las canchas, seguramente por el resto de la campaña, al notable Nacho Rivero, una baja fundamental en la mediacancha (MVP en la temporada 2008) y líder emocional en un equipo que todavía no logró la madurez necesaria en esos momentos en que las cosas no salen. La buena fue el regreso firme del socio gerente de una empresa de catering, Alvarito Pertierra, quien luego de encerrarse un año en un mall de Miami decidió dejar el consumismo para volver al fútbol. Con esa cal y arena, y a la espera de la definición de Ferni Huergo quien todavía no se recupera de una lesión, Folatti piensa cómo mover las piezas para plantar un equipo que logre mantener con vida las expectativas gatorenses.
Será entonces en la cancha y contra Confite donde los de blanco deban demostrar (y sobre todo demostrarse) que lo pasado fue un sinsabor superable, y la cachetada del último domingo un golpe despertador más que uno de K.O.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
...
Todas estas crónicas supieron escribirse 48 horas después de concluido cada partido, abrigadas por la idea de que el doble rol de jugador y copista podría llevar a escribir en caliente, olvidar rasgos destacables y, tal vez, confundir el foco adecuado.
Quizás esta vez, sea conveniente asir la táctica opuesta, y estampar lo que salga, en estos momentos en que el 0 a 0 sin atenuantes conseguido contra Colgados del Travesaño, uno de los colistas de la divisional y que jugara todo el match con nueve jugadores es un recuerdo demasiado fresco.
Todavía resuena, metálico, el penal incrustado en el palo del minuto final, que podría haber borrado de desilusión tantas fachas gatorenses, y que deja sin embargo la triste idea de que en el fondo hoy no era el día, las cosas no iban a salir bien, y cuando está escrito que no salgan bien, no salen.
No sería extraño en estos momentos de sinsabor (sólo dos puntos sobre los últimos nueve disputados) aferrarse a explicaciones metafísicas. Después de todo, si esta no fuera tal vez la salida más humana, no habría religión, y Dios debería salir con el diario bajo el brazo en busca de otro trabajo para poder parar la olla a fin del día.
Mejor es sentarse a pensar qué hay detrás de este presente, qué materialidad hace que el Gato haya dejado de ser ese equipo sólido de un mes atrás y se haya convertido en esta tibia versión que no parece pisar firme en la cancha, que se torna anodina y es superado por sus rivales, nervios o lo que aparezca.
La idea que retumba con mayor refuerza es que al Gato le cuesta ponerse la ropa de candidato al ascenso, y que cuando está parado contra un equipo que sabe menor y que se sabe que hay que salir a arrollarlo para ganar y seguir sumando, se vuelve apático. No es falta de agallas, sino falta de personalidad. No es una carencia imputable a algunos en particular, es un mal de equipo que ataca a cada uno en diversa forma.
El empate contra Colgados no malogra las posibilidades matemáticas de ascenso en absoluto, si bien que desde ya haber sumado de a tres lo colocaba en mejor posición relativa. El punto conseguido malogra el ánimo acumulado hasta el momento, y lleva a pensar que si no se le ganó a un rejunte de nueve jugadores del peor equipo de la competición intentar ascender es de una vergüenza exacerbada.
Quizás el descorazonador empate sirva para cambiarle la carátula a este Gatorei, que a cinco fechas del final sigue con intactas posibilidades matemáticas de conseguir el objetivo. Sólo el tiempo dirá si este duro cachetazo sirve de trampolín para cambiar lo que hay que cambiar, o es el empujón recibido desde arriba sobre un tobogán.
viernes, 13 de noviembre de 2009
A no fastidiarse que ya vuelve el Gato
Luego del receso obligado de la semana pasada, en el ínterin los resultados se le fueron dando al Gato. Es así que llega a la decimocuarta presentación en la quinta colocación, pero a sólo cuatro unidades del puntero, aún debiendo enfrentarlo y con un match menos. En la presente jornada todos vuelven a presentarse, y varios de los de arriba juegan entre sí, lo cual torna al cotejo contra Colgados en la ocasión ideal para acomodarse mejor en la tabla y aún manteniéndose en el Veraz por la deuda de un partido.
Este partido tendrá un sabor especial para la familia gatorense, ya que por un lado significará el regreso al mando del timón por parte de Folatti, luego de su periplo salteño, y más aún, porque coincidirá con el regreso al fútbol de Huevo Pertierra, ya recuperado de una lesión y operación de rodilla que lo tuvo fuera de las canchas por casi doce meses. Reaparecido en cancha en el amistoso disputado en Benavidez, ya está listo para calzarse los botines y pasar a la competición grande.
Conocedores de lo que se pone en juego, la plantilla gatorense ha dado, en su completitud, el presente para el cotejo dominical, y sólo falta convencer a Sergio Denis de que en vez de ir a la Iglesia a pedirle a San Antonio que le mande un novio, se apersone en la cancha 2 de Ciudad y le pida a San Dogo que convierta una dopieta y a San Tarando que mantenga la valla en cero para garantizar la locura blanca (con vivos bordeaux).
miércoles, 4 de noviembre de 2009
martes, 3 de noviembre de 2009
Lluvia Dorada
Gatorei dejó pasar otra chance. Y van…No jugó bien pero lo ganaba por intermedio de Chicho. En una jugada aislada, se lo empataron de penal. Mientras, la paridad propia de la competición y el colchón de puntos conseguido en los partidos precedentes dejan a los de blanco con posibilidades intactas de ascenso tras el 1-1 contra Y También Morcilla.
Estaba todo dado para constituir una película épica. O quizás no todo, pero sí dos ingredientes fundamentales. La ventaja en el marcador tras una sensacional combinación entre el Huergo menor, Dogo Urroz y Chicho, que definió con sapiencia y tranquilidad, conseguida bajo el telón de lluvia que tornaba leonino desempeñarse con ductilidad en la cancha 3 Universitaria hacían de un compromiso futbolístico una escena más bien digna de una película tipo Braveheart. Pero de golpe se hicieron las doce, la carroza e convirtió en calabaza y lo que eran tres puntos y casi la punta se convirtió en un empate desabrido que deja la obligación de seguir luchando, entre los de arriba, pero desde atrás.
Si todo se definiera bajo una lógica binaria, el juego del Gato del sábado caería en el cajón del rendimiento negativo. Por suerte la cosa suele ser un poco más compleja, y pueden rescatarse veinte minutos de plena funcionalidad y dominio sobre el rival. Esos veinte, los primeros del segundo tiempo, en los que los de blanco mandaban a su rival el mensaje de que no de casualidad estaban peleando la punta y no estaban mojándose bajo el vil temporal por un interés de hidratación capilar. Esos veinte minutos, lástima, fueron una isla en la totalidad del encuentro.
Con la ausencia de Folatti desde el banco gatorense, quien se encontraba tributando fidelidad a la virgencita salteña, Dogo Urroz tomó la posición de médium entre el líder natural del grupo y su plantilla, que contó con el regreso del tiempista Guassardo, ya recuperado para el resto del año, y el eléctrico Ferni Huergo, que bajo el agua de Ciudad hizo cortocircuito y se resintió de una lesión, y el debut del mito Goyo.
Alineado con Tarando en la portería; JP Fernández, Tanque Guassardo, Agus Bugna y Mati Pacce en la zaga; Chicho de la Serna, Tato Huergo, Goyo y Bourre en la mediacancha y Dogo Urroz y Erni Scheinkestel en la delantera, el Gato hizo agua (más de la que ya había) durante toda la primera etapa. Si bien el rival no hizo gala del fútbol total, sí dominó la pelota y las acciones de corrido. Los de blanco tuvieron una sola chance clara, virtual, que fue desmantelada por un manotazo del full-back cuando Dogo, tras preciso pase amortiguado de Erni, se iba solo contra el cancerbero. El resto del tiempo, Gatorei le imprimía una excesiva verticalidad al ataque, cuyos avances terminaban en pelotazos a espaldas de los defensores, que picaban y salían despedidos por la velocidad del terreno. Se le podría echar la culpa a la cancha y al tiempo y decir que no se podía jugar, pero sería sólo una media verdad, porque Morcilla, sin muchas luces pero con tranquilidad y criterio, intentó hacerlo y lo logró por varios pasajes, que lo depositaban repetidas veces en campo rival, y obligaban a algunas buenas reacciones de Tarando.
Realizado este diagnóstico en el mismo entretiempo del cotejo, Dogo movió el banco de relevos y le dio fútbol a Ferni Huergo (en lugar de Erni) y a Nacho Rivero, que entró por un Goyo que volvía al fútbol después de largo tiempo de inactividad y sólo pudo regalar una mínima proporción de su potencial.
La entrada de Rivero le dio mayor serenidad al mediocampo, contraste fundamental para hacer redituable el tremendo despliegue mostrado por Chicho de la Serna. En un planteo en el que en todos los tiros son verticales, Chicho, que volvió a ser una de las figuras, no rinde, porque su verticalidad no puede ser aprovechada. En un planteo como el del comienzo del segundo tiempo, en el que uno intenta frenar los tiempos, el arranque vertiginoso (de Chicho, de Bourre, de Ferni, de quién sea) deja mareado al rival. Y así es como llegó la apertura del marcador, con una definición deliciosa del púgil de casco.
La ventaja duró sólo quince minutos, pero la mala suerte ya se adivinaba cuando en un choque aislado, Ferni, vital para quebrar la línea defensiva rival, se resintió de una molestia y tuvo que abandonar la cancha. En una contra, Morcilla encontró un penal (típica jugada de cancha mojada y rápida en la que el ariete le engancha al defensor y este se queda con la gamba anclada al suelo) y un merecido empate. Con las tablas, el Gato se pinchó, y lo fue a buscar más desde las decisiones tácticas (salió Pacce por Goyo y quedó parado con línea de 3, que descompensó más en defensa de lo que redituó en ataque) que desde las posibilidades concretas (sólo una tuvo para ganarlo, otra vez con Chicho, en una jugada casi calcada al primer gol), pero pudo perderlo, de no haber mediado, una vez más, una gran tarde de Tarando.
El final fue un anodino empate en uno, con el sinsabor de ver que una vez más el Gato estuvo lejos de lo que puede rendir. Claro que no se trata de desesperarse, sino de poner estos últimos juegos en perspectiva. El punto conseguido en seis disputados representa sólo un bajón momentáneo en una campaña admirable.
Con el retorno de Folatti al timón gatorense, llegan los seis partidos finales, la mayoría contra rivales directos en la lucha por la elevación. Gatorei nunca ganó campeonatos caminando (en realidad, nunca ganó campeonatos…pero el concepto se entiende), así que se trata de lucharla hasta el final para que el webmaster de www.deportes.uba.ar se vea en la obligación de actualizar la lista de equipos de la B con la foto gatorense.
viernes, 30 de octubre de 2009
¿Realidad o Mito?
Siete días atrás se fantaseaba con el retorno al fútbol del Gatorei, tras la caída más dura de la temporada (1x4 contra Bambis Boys). Sumadas a las ganas de siempre de jugar, aparecía en el horizonte el dulce de ver el debut de Goyo. Pasada una semana, la posibilidad de cocear el fulbo el último día de octubre es una moneda al aire. Un metálico que desafía la estadística y grita que las probabilidades de salir a la cancha contra Y También Morcilla son menores a las de quedarse durmiendo con el repiquetear de la lluvia como banda de sonido. De ser así, se comprobará que al Fuhrer lejos están las cosas de habérseles ido de la mano, y no solo sus dirigidos sino también los hados se encolumnan tras sus designios. De vacaciones por el NOA, su ipod marca que la música más repetida de la última quincena es la bella composición de Juan Luis Guerra que reza ojalá que llueva café en el campo (de Ciudad de Universitaria).
Mientras tanto, el parate servirá para terminar de recuperar a Tanque Guassardo y Ferni Huergo, que recuperados de sendas lesiones ya serían de la partida en el compromiso de la Cancha 3, pero para quienes nada mal les viene unos días más de descanso y compostura. Y así, deberá seguir aguardándose para develar el gran misterio, la gran pregunta, la duda original, que esta vez, recayendo sobre Goyo se pronuncia, inquisidora, si su existencia es el mito descorazonador o la realidad renaciente.
viernes, 23 de octubre de 2009
Con la misión de volver a ser
La abrupta caída contra el mediano Bambis Boys ya debe quedar atrás, de nada sirve recordar cómo se dilapidó un partido que estaba totalmente controlado o imaginar qué lindas le quedarían al Gato las ropas de puntero si se lograban los tres puntos. La derrota, devuelve a los de blanco a la lucha de siempre, terreno en el que han demostrado sentirse más cómodos.
Para poder concretar el giro de página, es ineludible recuperarse anímicamente del golpe y aprehender las lecciones que dejan esos partidos. Cómo se salga de ellos es lo que marcará a fin de la temporada que el 1-4 fue una simple anécdota que sirvió para vapulear el promedio de gol en contra y unir más al grupo, o que significó el comienzo del fin de una ilusión.
Una de las lecciones que deja la goleada recibida, y tal vez la única sobre la cual se pueda operar, es que a los partidos no se puede llegar contando las monedas sin ruedas de auxilio en el banco de relevos. En ese sentido, el Gato aprovechó la apertura del mercado de pases para concretar la contratación del tercer ex Fumateam que tendrá la plantilla: el prometedor Goyo del que nada se sabe, lo cual ayuda a acrecentar el mito.
Sin Folatti ni Nacho Rivero, embarcados en otros compromisos, Yoni Sanz, que siempre mantuvo su amor al Gato, si no cómo se explica su peinado a la Gaudio, volverá a calzarse la casaca gatorense para aportar su fútbol contra uno de los clásicos rivales.
Otra alta para este partido será la de Ferni Huergo, quien recuperado de su lesión está en condiciones de ser utilizado por el DT, que mientras prepara el bolso para sus vacaciones en Salta idea el once inicial que saldrá a dar batalla contra Fidel, equipo de alto vuelo. Batalla que esperemos no se concrete en su literalidad, como aquel último enfrentamiento entre ambas escuadras, allá por la temporada 2008, cuando Gatorei peleaba por el ascenso y la inconducta de uno de sus chamos contra un rastafari rival, sin un casus belli claro, significó la decisión de Quevedo de descontar tres unidades y así casi anular toda posibilidad de ascenso.
Más allá de este antecedente, o mejor dicho no sólo por él, el cotejo matinal del sábado será, sin dudas, uno de los más duros de la temporada, en el que es de esperar que el Gato vuelva a hacer gala de su temple a la hora de encarar esos juegos, siempre y cuando el extendido no juegue una mala pasada.
martes, 20 de octubre de 2009
Fecha 12: Ficha del Partido
Gatorei perdonó a los Bambis y Báez no tiene perdón
Da bronca cuando lo que queda estampado en la piedra para siempre se parece tan poco a lo realmente sucedido. Quien mire el resultado del cotejo en el que Bambis Boys le ganó por cuatro goles contra uno a Gatorei sólo podrá hacerse una imagen distorsionada del verdadero discurrir de las acciones. El Loco Bielsa suele dividir a los partidos en nueve tramos distintos para analizar el funcionamiento de su equipo y el de su rival. Aquí, además de diferenciarnos del ahora héroe trasandino por no usar joggins, bastaría con dividirlo en no más de cinco.
El primer set del match es el que podría corresponder a los primeros cuarenta minutos de juego, en los que el Gato fue una verdadera tromba que salió decidido a pasar por arriba al rival. Al principio el duelo parecía estar disputándose en una cancha de metegol inclinada para el arco de Bambis. Con sólo un equipo en cancha, el Gato iba constantemente, una y otra vez, generaba situaciones de peligro que no podía concretar. Simplemente para enumerar, y sin necesidad de tomarse una píldora de Fosfovita para la memoria, puede pensarse en la que Scheinkestel no pudo definir abajo del arco y en otro tiro suyo desde dentro del área bien contenido por el portero rival; no hay que olvidar el mano a mano dilapidado por Chicho de la Serna, quien quedó sólo contra el arquero y se enredó con sus buenas intenciones; hay que sumar el disparo que Folatti colgó por arriba del travesaño tras una precisa combinación y por último considerar las varias aproximaciones que Dogo hizo prosperar hasta no más allá del área grande. Así, el Gato amontonaba situaciones de gol pero andaba rengo de la eficacia.
Tras el descanso, la tónica del match no cambió en absoluto. Los que seguían buscando eran los de blanco, ahora con un rival un poco más ordenado que no era tan fácilmente penetrable. Repentinamente el viejo adagio de que los goles que no se convierten se pagan en propia meta comenzó a hacerse realidad. Una contra de los Boys desacomodó a la defensa y con un remate certero de afuera del área se puso en ventaja. Nada que hacer para Tarando, balde de agua fría para todo el Gato, que se fue decidido a buscar igualar las acciones y terminó encontrando la situación más injusta en años de competición.
Eduardo Báez, colegiado a cargo de impartir justicia en la alfombra 5 de Ciudad debe haber pasado una noche a pura lectura de Andre Breton, viendo películas de Luis Buñuel y pensando en asistir a alguna exposición de Dalí. Imbuido de ese surrealismo, decidió que la lógica no tenía por qué gobernar sus acciones, y que el simple hecho de que un defensor de Bambis tomara con las manos (para los que no asistieron al match, no hay hipérbole aquí, sólo descripción literal) no debía justificar el cobro del penal. Con sólo diez minutos por jugar, el cansancio a cuestas y la sucesión de decepciones por no poder convertir, semejante acto de injusticia requiere de una dosis excesiva de templanza para no sucumbir emocionalmente. Con razón, el Gato, anonadado, se desmoronó, contra un rival tan flojo que hasta en su desmoronamiento pudo haberse llevado algo de esta tarde más que enseñanzas para futuro.
Ya con el partido disputándose en el terreno del absurdo, se dio una sucesión de hechos inesperada. A la vuelta del nunca cobrado penal más claro de la historia, ficha por ficha fue cayendo en la tarde donde nunca hubieran salido tres cerecitas en línea. Segunda amonestación a Bugna, que sin ver la roja se fue corriendo al lateral para permitir su ingreso al Momo Estrada; gol en contra y 0x2 de Pacce que definió en propia con una frialdad envidiable; descuento por parte de Dogo en una jugada de gran factura, al filo de los cuarenta, para emocionarse con otra remontada histórica; dos pepas recibidas de contra en sólo dos minutos, como para sepultar las ambiciones blancas en la tarde peronista.
El pitazo final encontró a un Gato enloquecido con el colegiado Báez, a un papelonero Urroz secundando al juez de bigote para informarlo ante la organización, a un Fino Scheinkestel gritándole que estaba arruinando “todo un año de trabajo” y a un simpatizante gatorense lanzando improperios y rumores sobre la presencia de otro hombre en la cama que el árbitro comparte con su esposa, entre otras cosas. Calmados los ánimos, la moraleja que deja esta segunda derrota en lo que va del campeonato es que si bien Báez tuvo incidencia directa en el devenir de las acciones, el principal responsable de la derrota es el Gato que le perdonó la vida a los Bambis en el primer tiempo, dilapidando no menos de 7 situaciones claras de gol, y que en el segundo tiempo se fue quedando sin piernas, producto del calor y del vaciamiento que las lesiones, deserciones y enfermedades produjeron en la banca de relevos. Considerando la película completa de la fecha, se ve que de los que pelean arriba junto a Gatorei ninguno ganó, así que si bien puede pensarse que se dejó pasar una chance clara para cortarse en la cima, también es de resaltar que las posibilidades de ascenso quedan intactas y siguen dependiendo del Gato mismo.
viernes, 16 de octubre de 2009
Juntos Unidos Triunfaremos
Después de los tres puntos conseguidos en esa épica contienda contra Kui, que catapultó a Gatorei a la tercera colocación, con un partido adeudado, los de blanco vuelven a las canchas para enfrentar a Bambis Boys, un viejo conocido de la divisional que históricamente resultó un escollo difícil de superar.
La última vez que el Gato se vio las caras con los dirigidos por un pelado-técnico bufaron fue en la gala inicial de la temporada pasada. Ese día, un equipo sin timón se comió tres pepas, obligando a Folatti a retomar la conducción gatorense. El presente muestra realidades muy diversas. El Gato llega tercero, tras vencer merecidamente a un serio candidato a ser promovido a la siguiente divisional, mientras que Bambis pulula tibiamente por la medianía (puesto trece, qué te parece) de la tabla de colocaciones, ya sin chances ciertas de ascender pero sí con la obligación de cuidarse para que los de abajo no le den el zarpazo. Más allá de cómo llegue cada uno, suele decirse que en la cancha siempre son 11 contra 11 (si nadie llega tarde y hay banco de relevos) y que todos los partidos son igual de difíciles, más por cuidarse del papelón que por ciencia cierta.
Más cercano a la verdad sería decir que el partido con Bambis no va a ser igual de difícil que el ya disputado contra alguno de los que pelean bien arriba: Santa Cruz, Agronomía o Kui. No es el leit motiv de estas palabras entender al de mañana como un duelo fácil, que desde ya no lo será, sino comprender que su dificultad podrá ser equiparable en cantidad, mas no en esencia. La primera dificultad es no caer en el relajamiento propio, y creer que tras vencer a Kui y demostrar que el Gato es cosa seria, los partidos contra los de abajo están ganados de antemano. La siguiente, antítesis de la anterior pero no por ello menos probable, es no caer en la desesperación que haría creer que a los diez del primer tiempo ya hay que estar arriba por tres goles y pensando en próximos compromisos. Otra podría ser cómo amalgamar un equipo que se va formando partido a partido con piezas distintas, intercambiables, que rotan posiciones y estados físicos, pero para eso Gatorei tiene a Folatti que nada con facilidad en esos mares turbulentos.
Como marca la historia, breve pero historia al fin, la dificultad mayor no estará de parte de lo que pretendan las once voluntades rivales, que desde ya hay que respetar, ya que cualquiera puede ganarle a cualquiera (desde acá queremos evitar un posible papelón), sino en mantener el temple ganador que el Gato viene desarrollando. La consigna es no marearse en las alturas, disfrutar del día doblemente peronista de mañana y salir a buscar contra un equipo que en los papeles es menos, los tres puntos, no suspensivos, que se ponen en juego.
martes, 13 de octubre de 2009
Gatorei avanza con viento a favor y se le viene la hora de reagrupar
Gatorei enhebró otra victoria laboriosa, la primera conseguida contra un rival directo, al superar 2-1 a Deportivo Kui y sobre todo, tras dejar atrás nuevas murallas erigidas por su propio plantel. Para el lector que sigue la realidad gatorense por este medio, el viernes al mediodía se llevaba un panorama aciago: las ausencias de varios de sus Fundamentals dejaba a Folatti en la complicada situación de disponer en cancha de un once inicial que pudiera hacerle fuerza a uno de los equipos más encumbrados de la divisional.
Sólo diez horas después, lo aciago del panorama trocaba por desesperante. Las ausencias se renovaban con una tríada inesperada, más dignas de ser comentadas en un gabinete psicológico que en una crónica deportiva, que dejaban a los de blanco con sólo diez jugadores para el compromiso sabatino.Tras cinco horas ininterrumpidas de conversaciones telefónicas que tornaron bermellón las orejas del DT gatorense, logró asegurarse la presencia del jugador número once para no dar ventaja contra Kui: Toni Serna, liberado de la plantilla a comienzos de la temporada, volvía para jugar su partido homenaje.
Así llegaba Gatorei a jugar un partido que sabía, con anticipación, clave para las ilusiones ascensoristas. Por primera vez con menos cotejos disputados que la mayoría de sus rivales en la competición, ubicado en la sexta colocación, una derrota hubiera esmerilado anímicamente a los chamos de Folatti, mientras que una victoria los encumbraba en franca zona de ascenso.
No es lo mejor afrontar una final bajo estas condiciones y con un equipo que termina conociéndose en la cancha. Pero evidentemente esta campaña gatorense está decidida a dar de baja todos los supuestos previos. Alineado con Tati Tarando en la valla; JP Fernández, Tato Huergo, Agus Bugna y Mati Pacce en la zaga; Aníbal FF, Agus Bourre, Gusi Gerdel y el homenajeado en la mediacancha; Erni Scheinkestel y Dogo Urroz en la zona delantera, los de blanco salieron a jugar tal vez con la soltura que les daba todo el culebrón previo. El Gato arrancó con un gol que, más que desde el vestuario, parece haber sido convertido desde una unidad de la línea 42. Cuando todavía los equipos se estaban acomodando en el terreno arenoso, Dogo Urroz le robó la pelota a un fullback celeste en ¾ de cancha y dejó en ridículo al cancerbero rival y su salida fallida, regalo de cumpleaños adelantado, con un “qué digo gol, recontra golazo” de emboquillada.
El tanto tempranero insufló mayor confianza a los chamos dirigidos por Folatti, pero esa tónica de soltura y tranquilidad, se iría desgajando con el correr de los minutos. Los de celeste se adueñaron del balón, que manejaban muy bien en la zona media, pero les costaba lastimar, en parte por impericias propias y en mayor medida por las murallas que su rival le erigía. Los de Folatti se agrupaban bien defensivamente, formaban un sólido pack de ocho jugadores y obligaban a los de celeste a diluirse en toques laterales entre sus mediocampistas. Cuando estos lograban traspasar esa primera muralla constituida por Toni, Bourre, Gusi y Folatti, se encontraban con otra igualmente sólida muralla. Así, al 1-0 que se sostendría hasta el final, Kui sólo ofrecía, para contrarrestarlo, centros al área (generalmente bien descolgados por Tarando) o tiros desde afuera (que generalmente sólo servían para liberar más polen tras ser detenidos por los árboles ubicados detrás de la cancha).
La segunda etapa traería un desarrollo espejado al de la primera. Con el Gato siendo un equipo corto batallando en propio campo, en una contra comenzado por Toni por izquierda, este llegó hasta el área rival y no se sabe si tiró centro o probó al arco, pero lo cierto es que su zurdazo se coló por detrás de la humanidad del arquero celeste que, evidentemente anda con problemas en la pelota aérea, para estampar el 2 a 0. Una vez más los de Folatti le enrostraban a Kui su picante efectividad: dos tantos en casi igual número de avances. A diferencia del primer tiempo, los celestes ya no se contentaban con el prolijo manejo del esférico, sino que le imprimían mayor verticalidad a sus avances. El 9 (de entradas prominentes, público cautivo para Schwanek) se tiraba atrás para arrancar, junto con sus medios, desde el ecuador del terreno. Lo que en los primeros cuarenta era una batalla claramente ganada por los medios gatorenses, en el complemento más bien se repartían las acciones. Kui se venía con todo lo que tenía, decidido a buscar el descuento, pero cuando llegaba al área rival, le tocaba encontrarse con la solidez defensiva de Tato, que se ocupaba personalmente de despejar todo peligro. De contra, Folatti pudo definir las acciones, pero en una corrida memorable de todos los tiempos, el genio de la vida mundial, tras dejar en el piso al golero definió desviado. En la otra área, timing, anticipaciones por doquier, ubicuidad y rechazos aleccionadores eran los ingredientes del plato frío que el Huergo mayor le preparaba a sus rivales para agotarlos mentalmente. Recién sobre el final el celeste pudo quebrar la resistencia gatorense, que mantenía cerrada su valla gracias a otra providencial salvada de su gran cancerbero Tarando, que supo desviar al córner un certero remate desde afuera del área (la única forma que le quedaba a Kui, ya que penetrar por donde se encontrara Tato era una misión imposible).
Llegó el descuento pero ya sin tiempo para soñar con hacer realidad que el 2-0 es el peor resultado del fútbol. El Gato logró sacarse de encima a un rival directo y volver a la victoria, con una demostración de garra y concentración difícil de superar para cualquier rival, para meterse, luego de varias fechas, una vez más en posición de ascenso.
viernes, 9 de octubre de 2009
Temporada de Caza: el Gato sale a comerse a Kui
Después de la fecha libre del fin de semana próximo pasado, que dejara al Gatorei relegado a la sexta colocación, con un partido pendiente, claro está, los de pantaloncito blanco volverán a presentarse en el torneo universitario para despuntar sus ansias de fútbol y sueños de ascenso.
En el marco del torneo más parejo que se recuerde (bueh, la noche del jueves fue dura como para andar haciendo un research fidedigno, nos basamos en representaciones mentales) Gatorei (21 puntos sobre 10 partidos) enfrentará a Deportivo Kui que suma 22 (los patitos, en la Nacional vespertina) puntos en once cotejos disputados. Los de celeste cuentan en su dorsal haber sido campeones de la divisional D, y en sus ánimos las ganas de repetir su senda ascensorista.
Para evitarlo, y porque en el marco de semejante paridad en la competencia un partido mano a mano entre dos que pelean arriba se convierte en un juego de suma cero, Gatorei saltará a la gramilla del rectángulo 4, en las adyacencias a la pileta, decidido a llevarse los tres puntos.
Si se revisa cómo llegan los de blanco, podrá verse a ciencia cierta que esa empresa no será fácil. El mar de ausencia va tornándose una oscura costumbre que obliga a Folatti a mover las piezas para evitar que esas deserciones trasmuten en flagelo. Para el compromiso contra Kui, el maestrando petrolífero viene contando las monedas desde el comienzo misma de la semana cuando se enteró de las ausencias por lesión de cuatro fundamentals: Tanque Guassardo (fuera de las canchas por todo octubre), Nacho Rivero (con escoliosis cervical provocada por el peso de sus posaderas), Ferni Huergo (sobre el que, en un riguroso off the record que no será develado por respeto a su padre, cayeron versiones de que el carrete le anda pasando factura) y el lindo Chicho de la Serna, el tractorcito de la media cancha.
Así, el Gato a esta altura se parece a un boliche a las cinco de la mañana, donde ya no se divisan a las más lindas. Por suerte, siempre alguna rezagada queda, alguna llega sobre el cierre de la noche decidida a quedarse al posbo (se habla de una nueva posible convocatoria de urgencia a Gusi, figura indiscutida del partido pasado), y, sobre todo, los que todavía no se volvieron a sus casas, conservan una adrenalina suficiente como para poder, si se coaligan con táctica, pericia e inteligencia, arrollar a quien se le presente por delante, sea una obesa mallorquina o un rejunte de once voluntades con casaca celeste y nombre de roedor.
lunes, 5 de octubre de 2009
martes, 29 de septiembre de 2009
Gusi in the sky with diamonds
Cuarenta y tres minutos del complemento del match entre Gatorei y el encumbrado Deportivo Cual Eus que gana por la mínima y se sube a la cima del torneo. Un equipo que va con todo lo que tiene en busca de imprimirle justicia al tanteador, pero que se encuentra con un sólido arquero y un providencial horizontal que rechaza toda ilusión gatorense. Los hados se encaminan hacia el sinsabor. Pero antes de que el último grano de arena termine de caer y se expire el tiempo recuperado, Dogo se mete con decisión al área, pelota dominada, busca a Folatti por medio de un centro que es interceptado por un defensa, recaptura la pelota y tras una (nueva) tapada del arquero, le asesta el golpe final para ponerle paridad al marcador y hacer disparar en una alocada carrera a todo la plantilla en el que seguramente haya sido el gol más gritado de los últimos años…tanto se corrió en el festejo que sólo se atinó a detener la marcha frente al Planetario, en donde Juanca y sus hamburguesones completos.
Cuesta imaginar algún otro momento en la historia gatorense que haya sido tan auspicioso como el presente. Quizás habría que remontarse a la prehistoria de la franquicia, cuando debutaba en el torneo universitario y conseguía el pasaje de la D a la C. Luego de temporadas aciagas en las que, entre lesiones, falta de jugadores, peleas fraternales y flaquezas de temperamento, sólo lograba pulular por la parte media de la tabla, algo ha cambiado. A ese algo habría que agregarle una “s”, porque son muchas las ventajas comparativas de esta temporada en relación a las anteriores, en la divisional C, en la que está estancado hace cuatro años. Enumerarlas no tiene sentido porque sería repetir mucha de las cosas que acá ya se han escrito. Sí huelga celebrar que el sábado pasado el equipo regaló otro dulce para saborear e ilusionarse con verse promovido a la B en 2010. Y es que Gatorei arrolló físicamente a su rival y en eso asentó la potencia para ir a buscar el mejor resultado posible. Un defensa verdiblanco alertaba a sus compañeros “se nos vienen por todos lados”, no era Francella atemorizado en un bosque con Emilio Disi por la presencia de ninjas, pero se le asemejaba bastante.Pero antes de ser la máquina impetuosa que anuló en el segundo tiempo al que en los números llegaba como mejor equipo del torneo, Gatorei fue, en la parte inicial, una formación dubitativa a la que le costaba hacer pie y jugar en un nivel de igualdad. El poker de ausencias (Guassardo+Pacce+Huergo Jr+Mati FG) llevaba al DT a alistar desde el inicio con Tarando en la valla; JP Fernández, Nacho Rivero, Agus Bugna y Puro FG en la zaga; Chicho de la Serna, Tato Huergo, Agus Bourre y Anibal FF en la zona media; Erni Scheinkestel y Dogo Urroz en la zona de vanguardia.El rompecabezas armado por Folatti empezó a mostrar sus falencias apenas iniciado el cotejo. Dos jugadas calcadas cualesianas casi ponen en jaque las intenciones de los de blanco en el match. En sendas ocasiones desbordaron por la inconexa franja izquierda gatorense, tras ganar sucesivamente las espaldas del propio Folatti y del Puro FG, y en sendas ocasiones llegaron los verdiblancos a posición manifiesta de gol. Fortuna quiso que en sendas ocasiones la campana de la puntería no doblara para Cual Eus y se mantuviera el score cerrado.Pero llegó la tercera y fue la vencida. Nuevamente Cual Eus aprovechó el sector izquierdo gatorense, por donde Folatti iba bien para adelante, pero le costaba a la hora de poner la marcha atrás, dejaba a Puro FG muy solo y con mucho terreno, que era bien aprovechado por los volantes y delanteros cualesianos que jugaban a sus espaldas. En un enésimo desborde y tras un tiro cruzado al arco, Agus Bugna quiso despejar el envío pero terminó metiendo el balón en propia valla. Antes de que el rival sacara petróleo de una incosistencia táctica, y en vistas de que la situación no se modificaba y había fallas estructurales en el planteo, Folatti hizo el que, en sus propias palabras, fue su mejor cambio de la temporada: a los treinta minutos se sacó a él mismo para echar mano de Gusi, al que formó de doble cinco junto a Tato y así correr a Bourre a la banda, para que hiciera los cuarenta metros para adelante pero también estuviera en condiciones de tomar la zona defensiva.El ingreso del blondo refuerzo no sólo regaló mayor componente ario a la formación, sino que además contribuyó a asentar al Gatorei, volverlo un equipo más corto y ordenado. Las mieles de la variante recién se verían en el segundo tiempo, en el que Santi Rozas ingresó por Puro FG y el DT Folatti se devolvió al terreno de juego, ahora como ariete, en lugar de Scheinkestel.
El símbolo de lo que serían esos últimos 40 minutos estuvo en el arranque mismo del complemento: Cual Eus sacaba del medio y no pudo concretar el segundo pase continuado que ya Folatti le había interceptado el balón a un contrincante en el mismo círculo central. Con esa pulsión ofensiva se jugó durante toda la segunda parte, con la línea defensiva parada sobre la mediacancha, los volantes pegándose a los delanteros intentando una y otra vez. Cual Eus se encerraba atrás, metido por la presión asfixiante del Gatorei, e intentaba salir de contra.Si bien los de blanco le robaron la pelota, conquistaron el terreno y dejaron sin aire a su rival, no lograban terminar bien la retahíla de jugadas que los llevaban hasta el área contraria. Lo más punzante del Gato llegaba por izquierda, cuando Bourre y Gusi se unían con Dogo, pero rara vez no terminaban encerrados contra la línea de fondo, o tirando centros que eran bien descolgados por el portero rival. Por derecha los avances eran más contados (vale aclarar que Chicho jugó todo el partido lesionado, sin el despliegue característico), pero la presencia ofensiva de Aníbal por esa banda le imprimía a esos avances, tal vez menos verticalidad, pero mayor precisión.De una forma o la otra, el Gato iba con todo lo que tenía, que no era para nada poco, pero se encontraba cuando no se encontraba con la muralla defensiva o la buena tarde del cancerbero, el horizontal rechazaba un milimétrico tiro libre de Rivero, o por déficit de puntería Bourre hacía volar por sobre el travesaño el balón tras capturar un rebote en el punto penal.Sobre el final llegaría la jugada clave del partido. ¿Se creen que vamos a repetir el gol? No, nos referimos a la expulsión de Santi, a través de la cual salvó una contra que llevaba a un rival con pelota dominada hacia posición de Tarando, en lo que probablemente hubiera sentenciado las esperanzas gatorenses. De ese tiro libre, ejecutado ya en tiempo de descuento, llegó la contra que abría este post, la osadía de Dogo para llevarse por encima a cuanto rival se le cruzara en su camino, estampar el 1-1 final, festejado como un triunfo quizás no por el punto logrado en sí, sino por la fortaleza y determinación demostrada, que cristalizan en una creencia común que no debe atemorizar: el Gatorei modelo 2009 está para ascender, aunque enfrente le pongan las Torres Gemelas, las busca derribar, si es que no están ya derribadas.